El valor de la interdisciplina en la ciencia está tomando cada vez más relevancia, para hablar de este y otro temas, en el marco del Congreso Futuro, Humberto Sichel conversó con Tomás Pérez-Acle, director del Laboratorio de Biología Computacional de la Fundación Ciencia y Vida.
El doctor en biotecnología explicó en qué consiste la biología computacional y cómo esta puede ser útil para la sociedad. En el Laboratorio de Biología Computacional de la Fundación Ciencia y Vida, que dirige Pérez-Acle, estudian el cambio en el comportamiento de las personas, de acuerdo a la información que van recibiendo. En este sentido, ocupan un concepto que se denomina “vacuna de la información”.
“Lo que nosotros intentamos hacer es probar que cuando uno es capaz de entregar información adecuada a las personas, de una manera simple en que las personas puedan retener esa información para combatir la dispersión de enfermedades infecciosas. No todas las enfermedades son combatibles con información, pero muchas de ellas sí son”, dijo.
Como analogía, considera que a la ciudadanía hay que “vacunarla” contra la información falsa que pretende usurpar las noticias y la manera de inmunizar a la población es entregando oportunamente la información correcta. “Funciona bien como vacuna desde ese punto de vista. No es vacuna en el sentido de que no todas las enfermedades pueden ser sólo combatidas con información. Pero, por ejemplo, todo lo que vemos con el virus hanta. Todos los veranos vemos que hay políticas públicas que informa a las personas de manera apropiada, para que las personas tomen consciencia de la existencia del virus y tomen acciones que eviten que se contagien del virus”.
Con esta labor lo que buscan es probar cuáles son las limitaciones de las política públicas de información que adopta el Estado frente a la propagación de enfermedades, es decir, hasta dónde realmente se puede contribuir a evitar la dispersión de ciertas patologías gracias a la información que se difunde al respecto. “Y ahí es donde entra de manera muy importante el rol de la fake news o las noticias falsas. Nuestra información nos permite demostrar que si más del 10% de una población tiene noticias falsas, es prácticamente imposible luchar contra la dispersión de la enfermedad. Porque la noticia falsa se mueve más rápido que la noticia verdadera, la gente la recuerda de mejor manera, porque apela a tus emociones, apela a la angustia, apela a la ira, a la sorpresa”.
Una dificultad adicional que señala el experto es la velocidad con la que se difunden las informaciones falsas por las redes sociales, en sus estudios encontraron que son 70 veces más rápidas que una información verdadera. “A la gente le encanta compartir una noticia falsa porque apela a la emoción y tú dices ‘si la comparto, me siento parte de la solución y no del problema'”.
Pero, aclara Pérez-Acle que reconocer el rol negativo que puedan tener las noticias falsas es independiente del rol positivo que puedan tener las redes sociales. “Querámoslo o no, son el medio de información que utiliza la gran mayoría de los jóvenes. Los jóvenes no ven televisión, no leen los diarios, no escuchan la radio. Se informan necesariamente por las redes sociales. Entonces, en ese terreno, que es un terreno fértil para las noticias falsas, es donde nosotros tenemos que luchar y combatir las noticias falsas. Las redes sociales van a seguir insistiendo. Por lo tanto, si nosotros entendemos cómo están construidas las noticias falsas, podemos luchar contra ellas evitando su efecto negativo“.
Para entender este tipo de fenómenos, en el laboratorio que dirige hacer modelos computacionales que funcionan como una especie de videojuego, para ello, toman conocimiento que vienen de la realidad y lo programan de tal manera que producen una simulación. Esto les permite explorar esa realidad en el computador con modelos predictivos.
“Por ejemplo, desarrollamos estos modelos de sociedad virtuales, donde estudiamos la relación entre la información, el cambio del comportamiento humano, cómo la confianza y la justicia son fundamentales para la construcción del capital social y el desarrollo económico de los países”, comentó y agregó que estas mismas simulaciones las utilizan para desarrollar drogas que sirven para tratar, por ejemplo, distrofias musculares o el cáncer.
Además, comentó, utilizan big data aplicando técnicas de inteligencia artificial para producir conocimiento que permite entender cómo ciertos medicamentos puede utilizarse para unas enfermedades y no para otras. Todo esto se enmarca dentro de la biología computacional.
Estos modelos tienen una particularidad, y es que pueden ser “interrogados”, de esta forma los investigadores pueden saber qué pasarían en determinadas condiciones y esto no dependen de una única disciplina. “Cuando tenemos conocimiento que viene de la biología, de la química, de la física y lo complementamos con el conocimiento matemático para hacer simulación de computador – que es lo que hacemos nosotros en nuestro laboratorio – se te abre el mundo. Aquellas preguntas realmente difíciles, la única forma de resolverlas, es con conocimiento transdisciplinario, que venga de distintas disciplinas a tratar de resolver el problema”.
Biología computacional y el estallido social
“Nuestras simulaciones nos permiten demostrar por qué hoy día hay gente que está dispuesta a destruirlo todo, por qué hay gente dispuesta a quemar todo. Porque esa gente se ve traicionada en su sentido de justicia. Nosotros hemos vivido 30 años. ‘No fueron 30 pesos, fueron 30 años bajo una sociedad del chorreo’. En donde la gran mayoría de la gente vive con muy poco dinero que chorrea, de alguna manera, de un grupo socio económico privilegiado, que tiene más del 80% del ingreso”, explicó el experto.
Este tipo de lecturas, aunque parezca un análisis más sociológica más que matemático, es posible con los modelos predictivos que hacen en el laboratorio que dirige Pérez-Acle. “Está cruzada por datos, porque nuestro modelo sociales de sociedades virtuales, nosotros le metemos conocimiento sociológico. Tomamos un país como Chile, lo estrujamos desde el punto de vista del conocimiento y lo metemos en estos modelos comunicacionales matemáticos. Y nuestros modelos explican perfectamente que cuando la gente recibe menos del 20% de la riqueza que está generando el país, es capaz de destruirlo todo”.
Los modelos con los que trabaja la biología computacional son capaces de dar estos diagnósticos y también entregar posibles soluciones en las que las autoridades podría apoyarse para dar respuesta a las demandas sociales. “El Santo Grial nuestro es poder construir estas simulaciones computacionales, muy complejas, muy avanzadas, matemáticas, físicas, inteligencia artificial, grandes volúmenes de datos, para que una vez que esto lo tengamos construido, ir a hacerle preguntas. Será que una política en la cual vamos a fijas los precios de los medicamentos, ¿es una buena política? Metámosla a simulación, veamos qué dice la simulación. Será que distender el tiempo de trabajo de las personas, más allá de los 65 años, ¿es una buena política? Bueno, metámosla a simulación y veamos qué es lo que nos dicen las simulaciones“.
Las posibilidades que ofrece este tipo de conocimiento predictivo lucen infinitas, desde un Parlamento computacional o gobernantes que tomen decisiones basadas en modelos sociales ensayados en computadores. Pero, en este caso, lo que promueve el Laboratorio de Biología Computacional de la Fundación Ciencia y Vida, es que se tomen decisiones basadas en evidencia científica.
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“Lo que nosotros promovemos como científicos, es que las autoridades piensen en que tienen ciencia de muy buen nivel en Chile. De un nivel más alto que el promedio de la OCDE con una inversión que es lejos la menor de la OCDE, estamos hablando de 0,3 o 0,4 del PIB, cuando el promedio invierte el 2. Entonces, ese conocimiento que hemos generado como científicos tiene que ser usado, entre otras cosas, para construir políticas públicas. Políticas basadas en la evidencia“, dijo Pérez-Acle.
Sin embargo, hay, todavía, aspectos que no pueden ser reproducidos ni generados por la inteligencia artificial, que solo puede ser aportada por las personas. “La real inteligencia viene cuando somos capaces de enfrentarnos a un problema que no hemos visto antes y desarrollar una manera creativa e innovadora de llegar a una solución. Si reconocemos eso y esa limitación, inmediatamente sabremos que no existen máquinas inteligentes, sino máquinas entrenadas. En ese contexto, elementos que son muy propios del humanos, como son la creatividad, nosotros creemos que van a ser imposible que las máquinas puedan desarrollar, aunque sean inteligentes“, puntualizó.
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