El 26 de noviembre del 2018 por primera vez una sonda espacial llegaba al suelo de Marte, InSight culminaba sus 7 meses de viaje que empezaron en mayo para darnos la primera imagen del planeta rojo.
Su misión era clara y de gran relevancia para el futuro: entender la composición del subsuelo de Marte, al igual que sus placas tectónicas y cómo fluye el calor bajo la superficie.
Motivo por el que está equipado con un temporizador, un taladro y un sismógrafo que le permitiría entregar datos a los científicos de l NASA en la Tierra. Y todo marchaba a la perfección.
Sin embargo, lo que partió con una celebración que se realizó en el Times Square, terminó en una gran frustración para el equipo, ya que el brazo excavador de la sonda se detuvo por completo tras alcanzar los 18 cm de profundidad a fines de febrero.
Se especula que puede haber chocado con una gran roca o un enganche con el mismo sistema, una falla desconocida que debe ser reparada para llegar a los esperados 5 metros de profundidad.
¿Y por qué es tan importante? El director del programa Astronomía Conicyt, Luis Chavarría, lo explica.
“Podríamos hacer experimentos acá en la Tierra replicando esas condiciones químicas y térmicas del suelo y ver qué tipo de modificación genética hay que hacer a las papas o zanahorias para que puedan crecer en un ambiente tan hostil como el de Marte y utilizar ese conocimiento para alimentar a tripulaciones futuras en Marte”, detalla.
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