Lo que comenzaba como un estudio para analizar el material particulado en la flora del lugar, terminó como el descubrimiento de una crisis latente en uno de los últimos pulmones verdes de la capital. Ubicado en el sector precordillerano de Santiago, en la comuna de La Florida, el Bosque El Panul hoy se encuentra amenazado, como muchas otras zonas, por el cambio climático.
“Se evidenció este fenómeno que era distinto, que era raro, que se veía que los árboles se estaban secando. Uno miraba el paisaje y empezaba a reconocer dentro de este paisaje un color rojo que, naturalmente, no debería ser rojo o incluso café“, señaló Cynammon Dobbs, investigadora del Centro de Ecosistemas de la Universidad Mayor y cabecilla de la investigación.
Y es que el Bosque Panul es considerado como esclerófilo, lo que quiere decir, que es una zona que naturalmente está adaptada para condiciones climáticas que tienden a generar sequía. Pese a esto, la decoloración de las hojas de los diferentes árboles, les mostraron el panorama actual. Según los mismos visitantes de este bosque nativo, el estado de degradación está a la vista, ya que incluso hay varios animales que ya ni se ven merodeando por la zona.
Según Dobbs, quien lideró el estudio, este fenómeno se puede explicar debido a que “la combinación entre las altas temperaturas de la zona precordillerana, sobre todo las registradas en verano, más las lluvias de corta duración pero larga intensidad, dan un escenario más propicio aún para las sequías. Entonces ya hay un nivel de tensión interna en el árbol debido a la falta de agua“.
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Pese a la grave crisis que vive actualmente este bosque nativo, existen varias alternativas para poder preservar de mejor manera esta zona y, al mismo tiempo, combatir la amenaza constante del cambio climático.
En la Red de Defensa por la Precordillera llevan varios años trabajando en la zona alta de la capital, y particularmente en el bosque Panul, se han dedicado a realizar una reforestación del sector para así, darle más esperanzas a este pulmón verde.
Así mismo lo señala Felipe Lagomarsini, ingeniero agrónomo y parte de la organización. “Hemos cercado una zona del sector donde plantamos árboles nativos, sólo árboles nativos. La idea de este cerco es evitar el paso de las personas y de animales. El objetivo de esto, es que esta delimitación de 3.500 metros cuadrados sea un mini bosque en el futuro, lo que va a generar un impacto más que positivo para todo el lugar“.
Ese es el llamado de varias organizaciones y centros de estudios ante la inminente crisis que vive la zona precordillerana de la capital y que por ahora, depende de las personas combatir al principal enemigo, el cambio climático.
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