Volver a casa, así se llama el proyecto de realidad virtual colaborativa con el que le dan la oportunidad a la población penitenciaria del país de volver a conectarse con sus familiares y los mantienen en conexión con el exterior.
Para conocer más sobre esta iniciativa, Humberto Sichel conversó con Catalina Alarcón, guionista y directora del proyecto Volver a casa. Se trata de un programa que hace uso de la tecnología y la narrativa cinematográfica.
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Fue presentado como un taller de cine. Al principio, las reclusas y los reclusos pensaron que iban a ver películas, por lo que fue mucho más fácil conseguir su participación, explica Alarcón.
El desafío vino después, cuando se dieron cuenta de que era un taller de trabajo personal, es decir, que en el fondo era una experiencia íntima de identidad, de trabajo colectivo, sobre las familias, sobre la conexión con el exterior. En ese punto, fue un poco más complejo el quisieran mantenerse ahí. “Porque implica remover ciertas emociones, sensaciones con el afuera. Pero igual, se quedaron, porque es un espacio de puente de conexión con el exterior“, afirma.
El programa consta de un taller de cinco meses, que se hace casi siempre en distintos centros penitenciaros. La metodología incluye actividades no solo con los internos sino que también con sus familias.
“Lo que hacemos es construir un espacio de comunidad y de confianza tal que, en el fondo, podamos empezar a trabajar con la familia también. Entonces, no solo ocupamos el cine, si no que también llamamos a la familia, escuchamos audios, vemos fotografías de cuando eran niños o niñas y empezamos a trabajar, en el fondo con esa conexión con el exterior“, explica la guionista y directora del programa.
"Fue presentado como un taller de cine, ellos pensaron que iban a ver películas, entonces fue mucho más fácil, llegaban y se inscribían", Catalina Alarcón cuenta cómo surgió el proyecto "Volver a casa" | Sigue un nuevo capítulo de #Futuro360 por @CNNChile https://t.co/CIACYTJU7Y pic.twitter.com/IDwMZBoBle
— CNN Chile (@CNNChile) April 1, 2020
Las actividades son graduales, debido a la profundidad de las emociones que pueden removerse. Se hace un proceso de preparación, primero, les enseñan en qué consiste este tipo de tecnología, ven otras experiencias en 360 y así se van familiarizando con la metodología. “Por ejemplo, algunos quieren ir a ciertos países, llevamos videos de París o pueden recorrer Egipto”.
No es una tarea fácil, la realidad de los internos en Chile y, en particular, de las internas, es muy compleja. Lidiar con sus historias puede ser desafiante incluso para ellos mismos.
“Hay algunos que no tienen a nadie a fuera, entonces el concepto de casa no siempre implica un hogar, a veces dicen quiero recorrer mi barrio, pero no quiero que vayas a tocar el timbre de mi casa, porque no hay nadie, o sea, me lo han dicho”, comenta Alarcón.
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Este tipo de experiencia les sirve mucho, aunque no necesariamente tenga un efecto inmediato ni directo en cuanto a su reinserción en la sociedad, porque eso es un proceso posterior. Lo que sí es cierto es que les ayuda a entender y conectarse con lo que esta pasando en el exterior, y eso baja los niveles de ansiedad. “Mejora el comportamiento, una vez nos dijeron ‘muchas gracias por darnos oxígeno’, y para mí, esa frase, resume todo este proyecto”.
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