Un fatídico suceso ha sacudido la provincia de Santa Fe en Argentina, donde un hombre de 66 años perdió la vida el pasado domingo a causa del virus de la Encefalomielitis Equina del Oeste. Este mal, que no se registraba en el continente desde hacía décadas, ha despertado la preocupación de las autoridades sanitarias.
Según el Boletín Epidemiológico emitido por el Ministerio de Salud argentino, hasta el momento se han confirmado 12 casos de contagio en seres humanos, mientras que más de 1.100 caballos, yeguas y burros han sido afectados. Lo peculiar de esta enfermedad es que no son los mamíferos los vectores del virus, sino los mosquitos que transmiten la enfermedad a través de sus picaduras.
El Instituto Milenio de Inmunología ha estado trabajando intensamente para comprender esta patología. El investigador Pablo González señala que la situación podría estar relacionada con el cambio climático, ya que las alteraciones al clima podrían favorecer el aumento de la cantidad de mosquitos en el ambiente.
Especialistas, como el infectólogo Alfonso Guzmán, sugieren que la Encefalomielitis Equina del Oeste podría haber reaparecido debido al calentamiento global. Este fenómeno podría estar propiciando condiciones propicias para la proliferación de mosquitos, los cuales son responsables de la propagación del virus.
El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha tomado medidas preventivas a pesar de que el patógeno aún no ha llegado al territorio nacional. Carlos Orellana, Jefe de la División de Protección Pecuaria del SAG, insta a la población a estar alerta ante la posible llegada de mosquitos o animales contagiados.
Se hace un llamado a la vigilancia constante, tanto en humanos como en caballos. Los síntomas incluyen dolor de cabeza, escalofríos, fiebre, dolor muscular y malestar general, y en etapas avanzadas, pueden desarrollarse manifestaciones neurológicas. No hay vacunas ni fármacos disponibles para los seres humanos hasta el momento, por lo que seguir las recomendaciones de los especialistas y reportar cualquier síntoma al SAG es crucial para evitar la posible propagación de esta enfermedad mortal.
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