Parece de ciencia ficción. Pero el reciente avance presentado por científicos del Instituto Politécnico Rensselaer en Troy, Nueva York, lo hizo realidad. Fueron capaces de “imprimir” (sí, lees bien: imprimir) piel humana. Tanto así, que la cantidad sería equivalente al tamaño de un adulto promedio.
Imagina que en el futuro nuestra piel pueda ser obtenida mediante una impresora. Suena casi imposible, pero investigadores estadounidenses han dado el primer paso. Ya es una realidad un prototipo de injerto que no sólo se asimila a nuestra piel, sino que además, es capaz de transportar células madres, lo que abre una nueva y desconocida mirada sobre lo que es la bioimpresión.
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“Nos sorprendió gratamente descubrir que, una vez que comenzamos a acercarnos (a la complejidad de recrear la biología), la biología se hace cargo y comienza a acercarse más y más a lo que existe en la naturaleza”, afirma Pankaj Karande, profesor de Ingeniería Química en el Centro de Biotecnología y Estudios Interdisciplinarios (CBIS).
Esto es posible mediante el desarrollo de lo que se conoce como bioimpresión. Una avanzada técnica que ya sorprendió al mundo en marzo pasado, cuando fue presentado el primer modelo de corazón humano, también obtenido gracias al trabajo de una impresora de estas características. Y esto no queda solo allí.
“Detectamos una conexión entre los vasos sanguíneos de ratas, en este caso el experimento, y los vasos sanguíneos en el injerto que imprimimos. Eso era exactamente lo que pretendíamos lograr porque eso permitió integrar por completo el injerto a la biología del animal”.
¿Hay más?
“La gran novedad de este avance es que no solo se logró imprimir piel. Esta contiene células madres. Lo que abre un revolucionario campo para el desarrollo científico”. Esta es la opinión del docente del Departamento de Ingeniería Química, Biotecnología y Materias de la Facultad de Cs. Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, Humberto Palza.
“Eso permitiría que otros órganos como riñones o pulmones, puedan ser ‘parchados’ a la medida. Aprovechando que se tendría esta piel artificial, pero con la esencia del propio paciente. Logrando que su ‘adaptación’ al organismo de quien la reciba, sea prácticamente natural” agrega Palza.
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Es decir, el desarrollo no solo podría modificar el tratamiento actual para heridas provocadas por quemaduras graves. También, podríamos lograr que nuestra dependencia a trasplantes de órganos, ya no sea tal, porque podríamos utilizar esta “nueva piel” para combatir patologías asociadas a distintos órganos.
Al parecer, el futuro comienza a ser impreso, gracias al trabajo de estas sorprendentes máquinas de tres dimensiones que, hasta ahora, demuestran no tener límite alguno.
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