Una nueva técnica de PCR, la prueba que permite detectar contagios por COVID-19, se implementará en Chile. Se trata de una que incluirá muestras de saliva en vez del complicado método de hisopado nasofaríngeo.
Con esta nueva forma de testeo se busca simplificar el procedimiento y con ello disminuir el riesgo de contagio del personal a cargo de tomar las muestras, además de agilizar la cantidad de pruebas que se pueden hacer por día.
Para conocer más sobre esta innovadora forma de detectar el coronavirus, Humberto Sichel conversó con Marcela Henríquez, directora técnica del Laboratorio ELSA.
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Henríquez explica que los exámenes de PCR son una técnica compleja. De no mediar problemas en el diagnóstico y análisis de la muestra del paciente, en general, el protocolo completo para la detección del SARS-CoV-2 demora aproximadamente cinco horas por muestra. Pero esto puede variar de muestra en muestra y de paciente en paciente, porque a veces hay algunos problemas en el procesamiento que no son puramente de laboratorio, sino que tienen que ver con la interpretación de los resultados.
“Hay personas que presentan cargas virales límites y, por lo tanto, en nuestro algoritmo de control de calidad nosotros hemos precisado una serie de repeticiones hasta poder estar seguros de el diagnóstico clasificatorio del paciente. Pese a que este es un examen que se reporta como positivo o negativo, en la práctica no es un examen que uno tenga un diagnóstico escrito después de haber procesado la técnica, sino que es un diagnóstico que se interpreta dado las pruebas y el resultado de amplificación que tiene la técnica completa”, comentó.
Con esta optimización de la prueba PCR, esperan aumentar la capacidad de testeo. “Nosotros esperamos a fines de junio llegar a los 4 mil exámenes diarios. En realidad esta es una optimización de la técnica de PCR que permite saltarse la parte de la extracción de los ácidos nucleicos que era la parte problemática hace un tiempo y la que motivó toda esta noticia del quiebre de insumo a nivel global”.
El quiebre de insumos se ocasionó en relación a los reactivos necesario para extraer el RNA viral para después poder amplificarlo y medirlo en el laboratorio. Al respecto, Henríquez agregó: “Hay alternativas como, por ejemplo, la que está ahora de moda por el anuncio del ministro que es a través de saliva. Después de obtenida la muestra, hay que extraer el ácido nucleico del virus para después poder amplificarlo y visualizarlo”.
Antes la escasez de reactivos que se produjo, el laboratorio de Henríquez exploró nuevas formas de hacer el PCR: “En ese momento fue que empezamos a trabajar en poder optimizar este protocolo para PCR sin extracción, en donde uno pasa directamente desde la obtención de la muestra a la amplificación del ácido nucleico, saltándose la extracción de los ácidos nucleicos y sustituyéndola por un protocolo acortado que tiene que ver con una inactivación de los inhibidores de PCR”.
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Esta técnica fue puesta a prueba antes de utilizarla de forma rutinaria en el laboratorio, asegura. “Hemos probado esta técnica en el momento en que se enviaron los resultados al ISP para informarle del cambio y darles la evidencia de equivalencia de la técnica. Nosotros habíamos probado la técnica en aproximadamente 180 muestras clínicas, entre positivas y negativas, con un 100% de concordancia en la clasificación“.
Aunque es un método efectivo, según lo que han podido comprobar, considera que algunos laboratorios tal vez no lo adopten. “No es demasiado difícil, pero van a haber laboratorios que no lo van a poder hacer, porque podría significar cambios importantes en los protocolos internos. Entonces es algo que hay que evaluar de laboratorio en laboratorio y de protocolo en protocolo”, finalizó.
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