Cada día la ciencia encuentra algo nuevo sobre el coronavirus SARS-CoV-2 y los efectos de la enfermedad que este causa, COVID-19, en el organismo humano.
Daños graves en el intestino y el registro de decesos a causa de accidentes cerebrovasculares (ACV), son algunas de las nuevas consecuencias que tienen su origen en el COVID-19 y que se han conocido tras cinco meses del brote en China que se extendió en forma de pandemia por todo el mundo. Una demostración de cómo el virus parece atacar a los principales órganos de nuestro cuerpo.
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Ingresa, invade y ataca, así es como el COVID-19 afecta al sistema respiratorio, dañando gravemente los pulmones y ocasionando neumonías tan severas, las que muchas veces, pueden llegar a ser mortales. Esto es lo que hasta ahora era el efecto más conocido del nuevo coronavirus.
Los pulmones son órganos muy frágiles y es en ellos donde primero se evidencia el daño que causa este letal virus. Pero, no es el único, el intestino parece ser otro de los blancos se ataque del SARS-CoV-2.
“Se condice con el receptor del virus a nivel intestinal y se condice también con algunos antecedentes previos. Por ejemplo, de uno de los antecesores del SARS-CoV-2 que es el virus del SARS, el cual fue encontrado en forma de partícula viral, tanto heces como en biopsias intestinales de pacientes infectados”, explica Felipe del Canto, investigador del ICBM de la Facultad de Medicina de la U.de Chile.
A esto se debería el dolor abdominal, problemas gastrointestinales o diarrea que manifiestan algunos pacientes de COVID-19. Los científicos han logrado demostrar que el virus es capaz de romper las defensas del intestino, infectando sus células y multiplicándose desde allí.
“Hay contagio oral-fecal, es decir, por la contaminación de las manos o los alimentos, uno puede ingerir virus que provienen de las deposiciones. La excreción del virus dura mucho tiempo, incluso semanas después de terminados los síntomas de la enfermedad“, indicó el docente de la USACH Gabriel de la Fuente, jefe UCI en el Hospital El Carmen.
Casi un 10% de los contagiados en nuestro país presentan molestias digestivas, así lo indica un estudio de la Universidad Católica, por lo que tal y como se han apuntado lesiones que pueden llegar a ser crónicas en pulmones, como parte de las secuelas del COVID-19, ahora se deben sumar las registradas en la zona intestinal.
El virus parece ser un enemigo que no discrimina e impacta a todos los principales sistemas de órganos del cuerpo. Por eso, en Estados Unidos hay preocupación frente al reporte de contagiados jóvenes, con síntomas leves, que han fallecido, producto de accidentes cerebrovasculares, lo que habrían sido propiciados a causa del COVID-19.
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Al respecto, el doctor Adrián Hernández, médico Miami Health Center señala: “Básicamente, obstrucción de los vasos que llevan la sangre al cerebro. Hay alguna evidencia al respecto, todavía muy poco concluyente como afirmar que en todos los pacientes ocurre una coagulación intravascular, pero es como para prestarle atención”.
Han sido casos aislados hasta ahora, pero se trata de una nueva consecuencia que ha afectado a personas de entre los 30 y 50 años de edad.
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