La inteligencia artificial en la música: ¿revolución o amenaza?

Andrés Landon, músico, compositor y productor musical, observa el desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial (IA) y lo compara con otros momentos transformadores en la historia de la música. Para él, la llegada de la IA es solo una nueva forma de explorar la creación musical.

Una de las aplicaciones más observadas es SUNO, una plataforma que permite crear música utilizando IA. Aunque no es la primera en su tipo, ha captado la atención de la industria. Recientemente, la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos demandó a SUNO y a UDIO por presunta infracción de derechos de autor a gran escala. Los demandantes buscan una indemnización de hasta 150 mil dólares. Hasta ahora, SUNO no ha revelado públicamente los datos con los que entrenaron sus generadores de música.

Esta situación plantea una disyuntiva significativa sobre el uso de IA en la música y los derechos de autor. Desde las industrias creativas, se están analizando los posibles escenarios futuros que podrían surgir con la irrupción de la tecnología. En solo ocho meses, diez millones de personas han creado canciones a través de SUNO. La aplicación permite la creación de diez canciones diarias de forma gratuita, mientras que los planes pagados permiten generar hasta dos mil canciones por 30 dólares al mes.

Los expertos y la industria están divididos. Algunos, como Andrés Landon, ven este desarrollo como parte del avance natural de la tecnología y el arte. Para otros, la preocupación radica en la posible violación de derechos de autor y el impacto en la creatividad humana. Sin embargo, Landon argumenta que la música creada por humanos siempre tendrá un lugar especial debido a su autenticidad y capacidad para transmitir emociones de manera única.

La controversia en torno a SUNO y la IA en la música es solo el comienzo de una discusión más amplia sobre cómo la tecnología está transformando la industria creativa. A medida que la inteligencia artificial sigue avanzando, es probable que veamos más debates y ajustes en las leyes de derechos de autor para adaptarse a esta nueva realidad.