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Hoy la expectativa de vida de un ser humano, según informó la revista Nature el año 2016, podría alcanzar los 142 años.  ¿Cuáles son las claves para vivir extensamente pero, además, de una manera sana? Desde las antiguas civilizaciones egipcias, hasta los fundadores de Google, todos quieren saber cuál es el secreto de vivir una vida extensa.
En conversacoón con futuro 360, María Soledad Matus, da ciertas luces de las investigaciones que se han realizado al respecto.

Con estrategias, ya sea farmacológicas o nutricionales no solo se puede alargar la vida de organismos animales, sino que también se puede extender el periodo de vida sana” María Soleda Matus hace énfasis en la importancia, no solo de vivir más, si no de vivir bien.

Si bien, se ha descubierto que la rapamicina, una droga proveniente de bacterias encontradas en la Isla de Pascua, alarga la vida de ratas en las que han hecho investigaciones, los efecto de ella aplicada en seres humanos, tiene efectos secundarios.

“De hecho, hay investigaciones que están intentando modificar la estructura de la rapamicina de manera de poder encontrar una molécula que quizás sea parecida y que tenga el mismo efecto de extensión de sobrevida, pero sin tener los efectos adversos”. Aunque más allá de las drogas, Matus insiste en que la clave de la sobrevida se logra con estrategias nutricionales que tienen que ver con bajar el número de calorías que uno ingiere diariamente, tener hábitos constantes de ejercicios, y una vida social rica en relaciones interpersonales.


También nos habla de ejemplos que “no son experimentos”. Si no lecciones de algunos grupos centenarios que existen en lugares como Grecia, Costa Rica, California o Japón. Poblados o grupos de poblaciones en que la proporción de gente que tiene más de 100 años es muy alta, mucho más que en el resto del mundo. Una de las características que tiene este grupo de personas que han superado los 100 años, dice Matus “es que llevan una vida sana”. Y la estrategia que estas poblaciones han utilizado naturalmente, se han aplicado en ratones, confirmando que muchas de esas prácticas, efectivamente prolongan la vida.

“Es súper interesante, porque una de las características que tiene este grupo es que son personas que comen, del 80% de las calorías que esas mismas personas comen en otros lugares del mundo. Es decir están utilizando la estrategia sin saberlo, que ya se ha mostrado que sirve en ratones. Son personas que, además, hacen ejercicio moderado, que “no es correr la maratón”. Entonces, “sirve juntar el efecto de la dieta, en reducir, comer un poco para estar bien y compartir con los amigos, pero no tener esas dietas abundantes que a veces nos dejan el fin de semana un poquito agotados.
Además, hay cosas que uno podría interpretar, “que no son tan científicamente abordables” expresa la investigadora, como por ejemplo el hecho de ser personas que tienen un sentido de pertenencia a un grupo de lo que sea, “de filosofía, de deporte, personas que han desarrollado sus redes sociales y las cutivan”, dice.

Refiriendose a este grupo centenario continúa: “son personas que, además, han hecho un cambio importante en el tipo de alimentación” dejando atrás las proteínas que provienen de los animales y han empezado a cambiarse a las proteínas vegetales.

Enfatiza en que muchas personas creen que la biología del envejecimiento tiene que ver con una fatiga de material, que el proceso tiene que ver 100% con el desgaste. Per se ha estudiado que cuando la célula se ve enfrentada a diversas situaciones que podemos denominar estrés, ésta tiene mecanismos que le permiten adaptarse.

Es decir que: “si que existe algún tipo de situación que altere a la célula en general, los organismos pueden adaptarse y promover procesos que pueden hacer más eficiente el consumo de energía” . Las proteínas aquí son muy importantes, ya que actúan como comandantes de las células en términos energéticos. Que la apagan y la encienden como una especie de “interruptor”. Cuando hay menos nutrientes, este interruptor se apaga de manera de poner a la célula en pausa, para que no se consuma tanto. “No tomo la energía del medio, sino que utilizo lo que me sobra. Esos procesos, precisamente cuando están prendidos  en esta opción de pausa, de ser más optimo para prepararme, adaptarme es la gran característica que tienen las células de los mamíferos”. Y es esa, descata Matus: “el gran contribuyente cuando uno habla en extender la vida y procesos de envejecimiento”. 

Respecto a la intervención genética, y las opciones de esta rama científica en la prolongación de la vida, María Soledad Matus responde: “Yo creo que las bases están sentadas. Existe la tecnología, la edición de los genes, poder modificar para aquello que tiene una causa genética definida es una posibilidad cierta, no sé si tú y yo lo vamos a alcanzar a ver, pero eso que suena como ciencia ficción eventualmente podría ser que ciertas terapias o dispositivos puedan ayudar a llevar una vida más larga y mejor”.

 

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