“Este año se dio un fenómeno totalmente distinto, ya que se dio un florecimiento espontáneo, con una invasión de colores que le da un bello aspecto a muchos de nuestros parques”, aseguró a Futuro 360 Francisco Gascogne, guardaparque y administrador nacional del Bosque Fray, en la Región de Coquimbo.
Porque pocos podrían imaginar que estos verdaderos jardines surgieron sobre el desierto más árido del planeta. En pleno invierno este punto del norte ha decidido volver a sorprendernos sacando a relucir su casi infinita gama de colores formas y texturas.
“Este revivió nuevamente gracias a las precipitaciones, las cuales alcanzaron los 22,3 milímetros aproximadamente, transformándose en un gran aporte hídrico para la zona”, agregó Fray.
“(Las lluvias) prepararon el terreno y activaron las semillas y tuvimos una expresión bastante rápida, centrada en septiembre, un poco antes de la primavera con una floración exuberante“, apuntó Eduardo Rodríguez, director regional de la CONAF de Coquimbo.
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El fenómeno se ha apreciado especialmente bien en los parques nacionales Las Chinchillas, Bosque Frey y el Monumento Natural Pichasca, puntos de la zona que aprovecharon la lluvia que cayó durante los últimos 3 meses para el nacimiento de este “Desierto Florido”, que incluso nos muestra especies que se pensaban que habían desaparecido.
“Hacía años que no se veían, además también se han logrado apreciar nuevas especies -las cuales están siendo agregadas a un banco de datos para la futura identificación de la flora“, agregó Gascogne.
De la naturaleza sabemos dos cosas: una que es sabia y la otra es que todo está conectado. Porque a la inmensa flora sobre el desierto, la fauna también se ha presentado en su máxima expresión y la pandemia -por suerte- ha jugado a favor.
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“Los parques han estado completamente calmos, lo que ha permitido que la fauna también funcione de más tranquilamente. Han habido más avistamientos de micromamíferos, además de insectos, lo que ha marcado un aumento de la biodiversidad“, precisó el cuidador de Bosque Frey.
“Una de las principales labores de la áreas protegidas es precisamente cautelar toda la diversidad biológica que ellas encierran. Estas expresiones ambientales que permiten un desarrollo de este fenómeno en su máxima expresión nos permite completar los listados de las especies que estamos encargados de proteger“, aseveró Rodríguez.
Una primavera anticipada en una zona en la que reina el polvo, la arena y la falta de agua. Postales de un evento que a diferencia de otros, quedará marcado por una de sus mejores presentaciones en medio de un año donde la crisis del COVID-19 ha tallado la pauta.
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