Se producen 300 millones de toneladas de plástico al año, lo que incluye millones de botellas de plástico y bolsas del mismo material. En Chile se estima que el 12% de las basuras que bota cada persona provienen de este tipo de residuos.
Estas alarmantes cifras son las que obligan a pensar ya no a mediano ni largo plazo sino al presente, para buscar alternativas que hagan que muchos de los elementos que usamos diariamente sean reciclables y así no hipotecar el futuro del planeta, o al menos darle una esperanza.
Es por eso que una buena noticia es transmitida desde nuestro propio país al mundo. Hablamos del primer laboratorio de Latinoamérica que permite identificar qué elementos pueden o no ser reciclables.
María José Galotto, directora de Co-Inventa, lo detalla: “Un laboratorio donde puede medirse la biodegradabilidad de los materiales de los envases que estamos utilizando, pero también el grado de desintegración, su compostabilidad y si el residuo es o no ecotóxico“.
Justamente en este laboratorio se realizó algo que parece mentira. Las plantas que se ven abajo nacieron en base a distintos tipos de residuos.
Todo fue posible mediante el compostaje en el primer laboratorio de Latinoamérica donde se puede determinar la eventual regeneración de desechos, tales como el mismo plástico.
Todo esto es la clave de la economía circular, una que pretende que la cadena de producción, consumo y reciclaje pueda ser determinada desde nuestro propio país.
“Lo que quiere demostrar es que nuestra industria puede entrar a un mercado mundial hoy como una industria más verde y con mayores posibilidades de competir en el futuro”, zanja Sebastián Sichel, vicepresidente de Corfo.
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