En el norte de Chile, a unos 60 km del sur de Iquique, encontramos un espacio poco común: la costa marina al borde de un acantilado.
Es aquí donde dos talentosos ingenieros aprovecharon las condiciones geográficas para generar energía limpia, renovable, durante 24 horas, lo siete días de la semana.
Aprovechando que la zona tiene un clima en el que prevalecen los días soleados y el nivel de radiación solar más alto del mundo, Francisco Torrealba y Juan Andrés Camus idearon Valhalla.
Nacido como un emprendimiento universitario, el proyecto se basa en el uso de la geografía como un recurso para optimizar la captación de energía solar.
Valhalla, nombre que remite al paraíso de la mitología nórdica, desarrolla dos grandes programas: el Espejo de Tarapacá (EdT) y Cielos de Tarapacá (CdT).
El primero es una central hidráulica de bombeo de 300 megavatios que opera con agua de mar, a unos 100 kilómetros al sur de Iquique, Región de Tarapacá.
El segundo, una planta solar fotovoltaica de 600 MW-AC, que sigue al sol de oriente a poniente, tan grande que si estuviese operativa actualmente, sería la mayor planta solar del mundo.
El proyecto propone realizar el transporte del agua del mar a un reservorio ubicado a 700 mts de altura. La energía se genera cuando estas masas de agua se movilizan de un punto a otro a través de túneles.
La idea de esta iniciativa es poder exportar energía no solo a Santiago, sino también a otras ciudades del mundo.
En 2017, el proyecto fue presentado en el panel Energía del Futuro del Congreso Futuro. Allí, Francisco Torrealba aseguró que si uno ocupara el 0,25% del desierto de Atacama podría electrificar todo Chile.
Y si uno ocupara el 4% del desierto, podría proveer la electricidad para toda Sudamérica.
El proyecto cuesta alrededor de 1.000 millones de dólares, y espera comenzar su construcción a fines de este año.
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