La brecha de género es algo que se busca reducir en la sociedad en general, pero hay campos en las que la diferencia está aún más marcada. Una de estas es la ciencia que, pese a los esfuerzos desde diversas áreas, mantiene un abismo entre hombres y mujeres.
Las Naciones Unidad advierten que menos del 30% de las personas dedicadas a la ciencia son mujeres, pese a que más niñas van a las escuelas. Esta baja participación en la ciencia se explica porque a medida que avanzan en su escolaridad algo las hace desistir de materias como ciencia, tecnología y matemáticas y es ahí donde se evidencia la brecha de género desde la escuela.
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En Chile la brecha se nota incluso más arriba, de las que llegan a desarrollar su vida profesional en la ciencia, sólo 16% alcanza a dirigir un centro de investigación. Para abordar este tema, Humberto Sichel conversó con Francisca Siebold, periodistas y máster en estrategia de diseño, también es codirectora de Girls in Tech Chile, una ONG que busca promover una comunidad de mujeres en ciencia y tecnología. Opera en Chile desde 2013 y aseguran que son la red de mujeres en tecnología más grande del país.
El problema es que se “masculiniza” algunas disciplinas y, de entrada, se le dice a niñas muy pequeñas que materias como matemáticas o ciencia, no son para ellas. “Tenemos temas culturales que nos acompañan desde pequeños. Son sesgos de género que todos tenemos, con los que hemos ido creciendo, con los que hemos ido aprendiendo. A veces se repiten en las casas, a veces en los colegios, con los docentes. Y los vamos repitiendo. “, explica Siebold.
Es algo que, además, se les inculca a los niños desde la primaria y crecen con esa idea de que las niñas no son buenas para la ciencia. “Muchas veces los niños creen que las niñas son más malas para las matemáticas que ellos. ¿Y es por qué? Porque a lo mejor un profesor dijo eso en la sala de clases, porque no hemos visto ingenieras llegando al espacio en las películas, porque vemos un afiche de científicos y son científicos hombres en bata. Y así, nos vamos repitiendo de manera inconsciente estos sesgos de género. Así es como las mujeres se sienten más lejanas a estas carreras, de la ciencia y la tecnología”.
El problema no queda ahí, las niñas se van alejando de la ciencia aunque tengan la vocación y llega un momento en el que pierden por completo el interés, impulsadas por los sesgos de la educación. La codirectora de Girls in Tech Chile comenta que esto se vuelve irreversible a los 12 años. “Si es que no trabajamos ahí, nuestras cabezas, nuestra mente y nuestra percepción de la ciencia y tecnología, ya a los 12 años se vuelve irreversible“.
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Y, antes del colegio, en casa, ya los sesgos inconscientes de género se evidencian. “De hecho, esta brecha comienza a los tres o cuatro años, desde los juguetes que le regalamos a niñas y niños, después, en el colegio podemos hablar de segundo o tercero básico, cuando ya tenemos más marcadas las materias como matemáticas, ciencias naturales”, agrega activista.
La buena noticia es que se puede revertir tan temprano como se inculca este sesgo. Siebold asegura que se puede hacer desde lo más sencillo, como mostrarles figuras femeninas a las niñas y a los niños. “Este es un trabajo doble: empoderar a las niñas en estos campos, pero también que los niños vean a las niñas como sus pares“.
Destaca el poder de la imagen y el rol de los medios de comunicación en reforzar o derribar estereotipos. Considera que si las niñas ven más mujeres en roles científicos querrán ser como ellas.
“Lo que hacemos en Ingeniosas es una metodología de inspiración. Nosotras no les enseñamos a las niñas en una sesión a aprender a programar como tal, pero ellas se acercan a nosotras… nosotras convocamos a los colegios. Esto siempre es gratis para los colegios y para los docentes que quieren participar. Lo que hacemos es invitarlas a vivir la experiencia de la ciencia y tecnología”, relata la periodista y máster en diseño.
Con esta metodología buscan que las niñas vivan la experiencia completa de la ciencia y tecnología. Las niñas aprenden de programación y robótica de manera más didáctica y lúdica, “no que la programación sea sentarse sobre en una pantalla verde con teclas, sino que lo que hacemos ahí es inspirarlas”, dice.
Siebold explica que las consecuencias de que estos sesgos de género se instalen tan temprano en la infancia es que se condena de por vida a las niñas a ser muejres estereotipadas y alejadas de la ciencia, mientras que los niños crecerán pensando que no hay cabida para las mujeres en la ciencia. “Si el sesgo y le brecha en ciencia y tecnología se empieza a incrementar cuando una es pequeña, una persona de 40 años, una mujer que fue una emprendedora tradicional, tiene mucho más miedo de la tecnología, hoy día, que un hombre emprendedor a la tecnología. ¿Por qué? Porque es un mundo desconocido, que hemos estado alejadas”.
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La forma de abordar esta problemática, explica, es uniendo esfuerzos desde diversas áreas. “Para revertir estos números es bueno que existan iniciativas desde la sociedad civil. Nosotras como fundación, creemos que la colaboración es la clave para seguir avanzando. Nadie va a resolver esto solo, no vamos a mover estos números sólo una organización, sólo una empresa o sólo una iniciativa del Estado. Así que necesitamos trabajar con el Estado, necesitamos trabajar con las empresa y a la par con las organizaciones“, finalizó.
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