¿Qué puden tener en común una botella de vino y el cambio climático? Prácticamente todo, ya que este fenómeno ha provocado que las zonas donde crecen viñedos y los vinos como producto final sean afectados, y no sólo ellos sino todo el ecosistema que lo rodea.
Es por esto que hoy la ciencia en Chile está trabajando para que las áreas de producción de vino se transformen en zonas de conservación de la biodiversidad propia del país.
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La zona centro sur es la que concentra la mayor producción vitivinícola y en ella grandes cantidades de especies únicas del territorio, aún así, menos de 1% está bajo protección.
Es por esto que la doctora en Ciencias Biológicas Olga Barbosa lidera el programa Vino, cambio climático y biodiversidad con el que han logrado conservar más de 26 mil hectáreas de bosque y matorral nativo trabajando en más de 20 viñas.
“Lo que hicimos fue dedicar tiempo a hacer experimientos que les demostrara que eso estaba sucediendo en sus campos, entonces que había una maquinaria natural que estaba trabajando de manera gratuita para ellos”, apunta.
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¿Pero en qué consiste? La ecóloga lo detalla: “Para controlar el burrito de la vid, lo controlan en gran parte con ganzos y tienen una cantidad importante de ganzos que dejan pastar en las viñas. Ese es un sistema ecosistémico porque en el fondo el ganzo se está alimentando y además aprovecha de hacernos un favor porque se está comiendo un insecto que nosotros no quemos ahí“.
Así también lo comenó en Portugal, donde se realizó la conferencia Liderazgo para el Cambio Climático, soluciones para la industria del Vino, a la que también asistió Al Gore, ex candidato presidencial de Estados Unidos.
En esa oportunidad, la científica mostró las investigaciones que hace en el país y los beneficios que entrega la naturaleza nativa a la producción de vino.
“La idea de este endemísmo y que entregue un carácter único al vino nos pareció que podía ser una gran idea que podíamos juntar y que fueran nuestra bandera de conservación para toda la agricultura a la larga”, añadió.
De esta manera la producción de vino, junto a la vida que lo rodea de forma natural, pueden dar respuestas a cómo enfrentar las consecuencias del cambio climático tomando como principal lucha de acción trabajar con la naturaleza y no contra ella.
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