La fructosa, aunque es una fuente de energía natural y beneficiosa en su forma no procesada, puede tener efectos adversos cuando se consume en exceso mediante productos industrializados como el jarabe de maíz de alta fructosa.
Este tipo de azúcar, metabolizado principalmente en el hígado, puede aumentar los niveles de triglicéridos y afectar la hormona lectina, que regula la sensación de saciedad.
Mientras que la fructosa de los alimentos procesados podría contribuir al sobrepeso y a otros problemas metabólicos, la que proviene de frutas y verduras es distinta.
Estos alimentos, al estar acompañados de fibra, ayudan a regular la absorción del azúcar y promueven una sensación de saciedad, además de proporcionar nutrientes esenciales.
La clave está en elegir fuentes naturales de fructosa y moderar el consumo de productos procesados para mantener una dieta equilibrada y saludable. Mira más en el video.
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