En el marco de Congreso Futuro 2020 que se desarrolló la segunda semana de enero, Humberto Sichel entrevistó al jurista, periodista y columnista chileno Agustín Squella, para conversar sobre cuáles son los desafíos que enfrenta la sociedad chilena ante la crisis de gobernabilidad.
El también abogado y académico de la Universidad de Valparaíso, habló sobre cómo enfrentar el populismo y analizó las consecuencias que la colusión ha tenido en el tejido social del país.
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Squella participó en el panel sobre gobernanza en el Congreso Futuro 2020 y, a propósito de esto, Sichel le consultó sobre la corrupción, en diferentes ámbitos de la sociedad, como factor en el estallido social.
El académico tiene una solución que puede parecer simple, pero no es simplista es una salida que hace sentido frente a la gran pregunta de cómo se hace para volver a gobernar: “Bueno, dejar de ser corruptos. Suena muy fácil decirlo, pero ya sabemos que no lo es”, dijo.
Aunque la corrupción, a su juicio, fue un factor determinante para el desenlace que se vio en Chile con los hechos del 18-O, no es el único. “En verdad yo le atribuyo al factor corrupción una importancia grande en lo que nos ha ocurrido, pero claramente no es el único factor que explica el así llamado ‘estallido social’“, precisó.
El abogado explica por qué le dio relevancia a la corrupción en relación a la crisis de gobernabilidad de los últimos meses, pero que las carencias es lo que se esconde detrás de los que ocurre hoy día en Chile.”Porque además de haber muchas más personas de las que creíamos, con carencias, no sólo con frustración de expectativas, sino que con carencias en el acceso garantizado a bienes tan básicos como la atención sanitaria, la vivienda, la educación tal vez menos , pero desde luego las pensiones”.
Ambas, tanto las carencias como la corrupción han operado de forma tal que dieron origen al estallido social, según el análisis de Squella. “Yo le atribuyo más importancia, sin desconocer lo otro, a la crisis de carencia, de bienes básicos por mucho tiempo y le atribuyo mucha importancia a la corrupción“.
La colusión, como una expresión de la corrupción que, a final de cuentas, incide en esas carencias que afloraron en el estallido social, también cobre relevancia. “Estuvimos dos o tres años más o menos instalados viendo frente al televisor, en los programas de radio o leyendo los diarios una seguidilla de actos muy graves de corrupción en la política, en los negocios. Y cuando digo en los negocios no porque dos negocios de sushi de la calle providencia se coludieron, se coludieron grandes empresas del papel, se coludieron las cadenas de farmacia más grandes. Bueno, corrupción en dos ramas de la Fuerza Armada. Eso fue muy insólito”.
Analizó el populismo como una de las amenazas a la democracia. A su parecer, este fenómeno político ciertamente pone en peligro es sistema democrático, pero también se debe tomar en cuenta a la corrupción como una amenaza primordial, pues el populismo emergen en contexto donde la corrupción ha socavado la confianza de la ciudadanía en las instituciones del Estado.
“Que si la democracia chilena está, como en varios lugares del mundo, amenazada por el populismo, y no sólo la democracia, sino también lo que se llama gobernanza. La calidad que el Estado muestra en las funciones que le son propia y el grado de confianza que los ciudadanos depositan en el Estado, eso también está en la baja. Está amenazado eso por el populismo, pero yo creo que está más amenazado por la corrupción. Si a mí me preguntaran, esa es mi impresión. Pero no desconozcamos que el populismo también es un enemigo de la democracia“, comentó.
“Hay populismo de izquierda, populismo de derecha, son muy oportunistas, muy demagógicos, prometen algo que no pueden hacer y acaban defraudando a los pueblos“, alertó.
Pero, diferenció el populismo de las propuestas que buscan proteger a los más desamparados, con un juego de palabras en el que se puede decir que no todo lo popular es populista o no todo populista es malo. “En Chile cuando se discutió la reforma laboral de la presidenta (Michelle) Bachelet, reforzar los sindicatos, negociaciones colectivas, derecho a huelga efectiva, yo escuché a muchos enemigos de esas reformas laborales acusar a quienes éramos partidarios de ella, de populismo“.
Para ilustrar tal diferencia expresó: “Bueno, si populismo es trabajar en política, en la academia, vida intelectual o en la vida pública en favor de los derechos de los más necesitados, yo acepto calificación de populista“.
La discusión sobre un eventual proceso constituyente también fue tema de análisis para Squella, recomendó a los ciudadanos buscar los mecanismos para informarse de manera proactiva y valerse, para ello, de la tecnología porque considera que hay mucha ignorancia sobre lo que significa una Constitución y los procesos constituyentes. Además, las plataformas digitales, a su juicio, se usan de forma errada.
“Usemos con más frecuencia, con más perseverancia las redes sociales para informarnos. No esperemos, en lo absurdo, que alguien toque el timbre en nuestra casa o departamento para decirnos ‘mira, te vengo a informar lo que es la Constitución’. Hoy en día presionando un par de teclas en Google, en media hora tú puedes entender bien qué es una Constitución, qué es un proceso constituyente, cuáles son los contenidos principales de una Constitución”, dijo.
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El abogado y académico separó las funciones de lo que considera debe proveer la política y aclaró que esta no está diseñada para entregar felicidad. “La política, creo yo, se hace – y ya ahí tiene muchas dificultades tanto de los gobiernos, del parlamento y gobierno comunales- para proveer desarrollo a los países y bienestar a las personas, pero no felicidad“, dijo.
Y, agregó que: “No hay un derecho a la felicidad, al revés de lo que a veces se dice con mucha demagogia. Lo que hay es un derecho a la búsqueda de la felicidad, cada cual por su propio camino y cuidando siempre de que en esa búsqueda no dañe a los demás“.
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