“Ciclón bomba” o “bomba meteorológica” es el nombre popular de lo que oficialmente se conoce como ciclogénesis explosiva.
Esto se produce cuando la presión central de un sistema de baja presión desciende al menos 24 milibares en un período de 24 horas, provocando vientos de hasta 95 km/h, capaces de derribar árboles y causar daños estructurales.
Este fenómeno tiene lugar casi siempre en invierno, y ocurre por lo general sobre el mar, cerca de corrientes oceánicas cálidas como, por ejemplo, la corriente del Golfo.
Desde Navidad se aprecia en América del Norte una ola de frío que tiene estas características. Aunque, según expertos, no es tan inusual (más o menos cada 10 años), ha provocado una serie de situaciones atípicas, como el congelamiento de las cataratas del Niágara, en Canadá, las primeras nevadas en 30 años en Florida y, con ello, una verdadera “lluvia” de iguanas congeladas.
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