El blockchain se inventó para sustentar la moneda digital bitcoin y, en términos simples, hace que las transacciones sean más directas y que sean los mismos usuarios los que las validen. Una fórmula que hace desaparecer el rol de los bancos.
Por ello ven con buenos ojos su existencia. Expertos estiman que estas cadenas, al prescindir de intermediadores, pueden generar una revolución que podrá simplificar las cosas incluso en áreas distintas a la economía. Cualquiera que necesite transacciones de algún tipo podrá realizarlas de forma libre y segura.
Los detractores, en cambio, le bajan el perfil. Personajes como Aengus Collins, responsable de Riesgos Globales en el Foro Económico Mundial, asegura que es una tecnología que pocos comprenden y que tiene comportamientos propios de una burbuja. Otros aseguran que se trata de algo que surgió antes del problema, por ende, no tiene gran utilidad.
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