Aunque muchos lo practican, un reciente estudio de la revista Perspectives of Psychological Science determinó que el mindfulness tiene una definición incierta.
Se refiere principalmente al concentrarse en el presente. Pero también hace referencia a diversas formas de practicar la meditación que desarrolla la capacidad de ser conscientes del mundo que nos rodea.
Sin embargo, a través de diversas entrevistas, notaron que mientras unos relacionan el concepto con la psicología; otros se enfocan en la práctica, una que incluye desde los ejercicios de los monjes budistas hasta los inducidos por una aplicación de celular.
Si bien ha demostrado ser útil para controlar la ansiedad, el estrés o la depresión, el gran problema que visualizan los investigadores es que las terapias de mindfulness no conducen a resultados concretos.
Peor aún, ha habido muchos casos en que la meditación condujo a la aparición de psicosis, manías, pérdida de la identidad personal, ansiedad y pánico, y provocó que se revivieran recuerdos traumáticos.
Bueno o no, haciendo eco de la gran cantidad de seguidores en alrededor del mundo, un artículo del diario El País propuso formas de dar consistencia al mindfulness.
“Se debería evaluar no por autorreferencia, sino sirviéndose en parte de mediciones neurobiológicas y conductuales más objetivas, como contar las respiraciones”, dijo.
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