Lleva el pelo corto en melena, que se riza en torno a su frente como una aureola de oro y sol (…). Desde que iniciamos la conversación, su inteligencia me parece equilibrada, lógica, perfecta – Sara Hübner.
Con solo 28 años, Teresa Wilms Montt murió tras agonizar en un hospital de París el 24 de diciembre de 1921, por haber ingerido una fuerte dosis de veronal.
Meses antes de sus deceso, la periodista Sara Hübner conversó con la autora de Anuarí, Preciosa Sangre y Lo que no se ha dicho, logrando capturar quizás, los últimos vestigios de su sentir ante una trágica muerte.
-Tengo una cita con Teresa…¿iré? Debo ir. Quiero volver a ver en esta nueva vida a la mujer valiente que lo abandonó todo por seguir tras sus locos sueños.
Hübner se encontró con la artista en el Hotel Donou, en el corazón del barrio de la Ópera de París, cerca del Museo Louvre y la Place Vendome. Teresa nació en una familia de clase alta en Viña del Mar y desde pequeña, mostró otros intereses. Su padre la llamaba “Mi Tereso” y en sus diarios de niña la obligaban a copiar cientos de veces el verbo obedecer (que nunca practicó).
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–¿Le ha compensado usted esta vida que lleva de destierro involuntario (…)?
-Sí, me ha compensando. Esta vida también me aburre, pero otra cualquiera me aburriría más.
–¿Ha amado usted mucho?
-No he amado nunca
–Teresa ¿por qué miente usted?
A los 17 años se casó, en contra de los deseos de su familia, con Gustavo Balmaceda, con quien tuvo dos hijas y en su soledad comenzó a escribir sus hoy famosos diarios. Teresa fue infiel con el primo de su marido y por esta razón fue recluida en el Convento de la Preciosa Sangre, en el Barrio Brasil de Santiago (a pesar de que Gustavo la engañó en innumerables veces). Luego huyó gracias a la ayuda del poeta Vicente Huidobro, de ahí el origen de la pregunta que hizo Sara Hübner para intentar entrar en la cabeza de Wilms y conocer sus razones.
“Soy Teresa Wilms Montt y aunque nací cien años antes que tú, mi vida no fue tan distinta a la tuya. Yo también tuve el privilegio de ser mujer. Es difícil ser mujer en este mundo. Tú lo sabes mejor que nadie. Viví intensamente cada respiro y cada instante de mi vida. Destilé mujer. Trataron de reprimirme, pero no pudieron conmigo” – Teresa Wilms
–¿Qué hubiera querido ser?
-Lo que soy.
Ha respondido con firmeza y sospecha que dudo de su veracidad. Sonríe vagamente.
-Ya le he dicho que de cualquier otro modo me habría aburrido más.
Pasó por Argentina, brevemente por Estados Unidos, España y Francia como destino final. En esta última parada, logró juntarse con sus hijas Silvia y Elisa pero luego la familia volvió a Chile. Teresa, deprimida, consumió muchos medicamentos de opio, hasta que se suicidó.
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Yo quisiera decirle que puede contármelo todo, que puede, si eso le agrada, llorar en mis brazos, pero ella busca otra conversación y para continuar siendo impenetrable, no quiere hablar siquiera de sus hijas, de las dos hijas a quienes adora y en quienes piensa siempre – Sara Hübner.
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