Desde el inicio de las exploraciones polares hasta la actualidad, las mujeres han desafiado los límites de lo posible en la Antártica, superando obstáculos y contribuyendo de manera invaluable al conocimiento científico y la presencia chilena en el Continente Blanco. En el Instituto Antártico Chileno (INACH), su trabajo es mucho más que un testimonio de igualdad de género: es un símbolo de excelencia y dedicación en un entorno único y desafiante.

A lo largo de la mayor parte de la historia, la presencia femenina, tanto en el ámbito científico como en otras áreas administrativas y logísticas, ha estado bajo la sombra de los hombres. Fue recién a partir de la década del ’60 donde las primeras científicas chilenas pisaron el Continente Blanco para ejercer labores de investigación y, desde entonces, su permanencia ha progresado de forma que hoy en día la institución se conforma de un 43 % por mujeres y, entre las jefaturas, estas representan el 57 %.

Uno de los cargos más desafiantes que se ejercen en la Antártica es la jefatura de las bases antárticas. Es aquella persona que se encarga de liderar y organizar a todos los equipos y personas que estén trabajando dentro de la base durante un período de tiempo establecido. Esta persona debe tener las aptitudes suficientes para trabajar bajo presión, tener habilidades de liderazgo y ser eficaz en situaciones de emergencia, todo esto, en un contexto donde las condiciones climáticas son extremas y la conexión con el continente es escasa.

En 1997 por primera vez una mujer chilena desempeñó este rol. Yasna Ordóñez Kovacevic fue la primera jefa de la base “Profesor Julio Escudero” en isla Rey Jorge. Este hito marcó el inicio de un camino para muchas mujeres con las capacidades y aptitudes necesarias para llevar a cabo esta tarea crucial. Con experiencia liderando el entonces llamado Departamento de Difusión, encargándose de la edición del Boletín Antártico Chileno y de la biblioteca del servicio; esta función le permitía establecer vínculos directos con investigadoras e investigadores nacionales y conocer el funcionamiento integral del servicio, lo que llevó a Óscar Pinochet de la Barra, entonces director del INACH, a designarla en como jefa de la base Escudero.

“Me tomó por sorpresa, porque generalmente este rol lo desempeñaban los hombres y fue porque yo leía todos los informes de la expedición científica, incluso tenía acceso a la bitácora que se entregaba a la biblioteca, y mi trabajo requería estar al tanto de todo lo que ocurría en la institución”, comenta sobre su nombramiento en la temporada estival 1997-98 (XXXIV Expedición Científica Antártica), cuando la base Escudero llevaba apenas dos años de operaciones y las condiciones de conectividad eran muy diferentes a las de hoy en día.

De esta experiencia lo que más destaca es la importancia de la colaboración internacional, dado que isla Rey Jorge es un punto donde confluyen las dotaciones de las bases de varios países.

Al año siguiente, Mónica Rojas Silva fue designada como jefa de base Escudero por contar con un amplio conocimiento en aspectos administrativos, técnicos y logísticos. Todos sus viajes a Antártica fueron experiencias enriquecedoras: “Tuve la oportunidad de conocer y explorar el territorio a través de las distintas funciones que desempeñé. Estas me permitieron crecer y desarrollarme en el ámbito profesional y también personal. Encontrarme en un rincón del mundo aparentemente tan desolado, con mucho interés científico y cumplir un rol de liderazgo como mujer me dieron la oportunidad de apreciar las maravillas de la Antártica desde una perspectiva femenina”, menciona Rojas, quien sigue desempeñando funciones en la Cancillería.

Ambas profesionales concuerdan en que la presencia femenina era muy limitada a finales de los años noventa, especialmente en la ciencia antártica. Yasna recuerda a la Dra. Teresa Torres, que trabajaba con maderas fósiles, y a su ayudante, Ingrid Hebel (actual docente de la Universidad de Magallanes); también a la Dra. Margarita Préndez, especialista en estudios de aeros

oles y a un grupo de jóvenes que estudiaban pingüinos antárticos. Con respecto a la logística, habían secretarias que desempeñaban principalmente funciones administrativas.

Entre los desafíos que enfrentaron destacan la adaptación al riguroso clima del continente antártico y la resolución de problemas logísticos que requerían soluciones ágiles y eficientes. La coordinación entre diversas instituciones, tanto a nivel nacional como internacional también supuso retos que exigían una comunicación efectiva y un trabajo en colaboración.

A nivel personal, enfrentaron desafíos únicos al ser de las pocas mujeres presentes en esa zona. Superar estas circunstancias requería resiliencia, determinación, coordinación y mucho trabajo en equipo. A pesar de las dificultades, todas estas experiencias en la Antártica forjaron un período de aprendizaje inigualable en sus vidas, en los ámbitos profesional y personal.

Entre las mujeres que han desempeñado esta función podemos mencionar a Verónica Vallejos Marchant, actual seremi de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la Macrozona Austral; Yasna Marambio Lagos, jefa de Planificación y Control del INACH; Edith Flores, quien fuera la primera gerenta de la Expedición Científica Antártica, y Paulina Rojas Paredes, exjefa del Departamento de Comunicaciones y Educación del INACH.

Actualidad y evolución del liderazgo en las bases antárticas

Actualmente, son muchas más las mujeres que han sobresalido por sus habilidades, demostrando estar ampliamente calificadas para ocupar el puesto de jefa en las bases antárticas del INACH.

La oceanógrafa Dra. Lorena Rebolledo Manríquez es una de ellas. La investigadora del INACH ha sido jefa de base en tres temporadas, además de desempeñarse como jefa científica de la ECA Marítima 60. Fue jefa de la base Yelcho en 2019 y 2020; y a finales de 2023 y principio de 2024 asumió como jefa de la base Escudero.

“Ambas experiencias fueron muy buenas y enriquecedoras”, destaca Rebolledo acerca de su paso como jefa de ambas bases. También comenta las diferencias entre los dos lugares que lideró. Mientras que en base Escudero es un centro neurálgico de actividad científica y logística, a base Yelcho la describe como un lugar más “prístino y mítico, rodeado por las montañas” y de muchas especies de animales que, según sus palabras, “maravilla por la belleza de la naturaleza”.

La Dra. Carla Ximena Salinas Silva también fue jefa de base en ambas estaciones: en marzo de 2022 en base Escudero y en el verano de 2023 en Yelcho. “Las funciones de una jefa de base son bastante multidisciplinares y van desde establecer las normas de convivencia dentro de la base, coordinar el trabajo de los científicos en terreno para que puedan cumplir sus objetivos durante el período en el que están en la base, hasta conocer el estado de la base”, señala.

Por otro lado, a pesar de que cataloga su estadía como positiva, esta estuvo colmada de desafíos: “Una de las dificultades permanentes es el clima, ya que se debe planificar bien cada salida a terreno para optimizar el tiempo, pues con malas condiciones meteorológicas no es posible salir.” De igual forma, Salinas comenta acerca de la optimización del tiempo, la coordinación de varios proyectos y la comunicación con todas las personas de la base.

La Dra. Cristine Trevisan es una mujer que llegó desde el sur de Brasil a trabajar a Punta Arenas en el INACH, para contribuir en el área de la Paleobiología. Trevisan fue jefa de base Escudero en marzo de 2023 y nos comenta sobre lo mucho que valoró esta experiencia con respecto a aprender sobre las relaciones interpersonales, el adquirir distintas experiencias y conocimientos en ámbitos científicos, logísticos y en cuanto al clima y medioambiente antártico.

No obstante, esta no será su última experiencia en el Continente Blanco, puesto que, por segundo año consecutivo, fue seleccionada como jefa de base Escudero para el cierre de la ECA 60.

Hoy INACH puede celebrar un hito significativo: por primera vez se ha logrado la paridad en la selección de jefaturas de base para la Expedición Científica Antártica. Este logro representa un avance sustancial hacia la inclusión de la mujer en roles que, aunque siempre han sido ejecutados por ellas, la sociedad ha tendido a invisibilizar.

Estos testimonios son vitales para destacar y poner en evidencia el excelente trabajo llevado a cabo por numerosas mujeres de la institución en la Antártica, lo que resalta sus notables habilidades de liderazgo y su capacidad de adaptación a entornos extremos y, en ocasiones, hostiles. Más allá de esto, estos relatos subrayan un mensaje crucial: las mujeres son capaces de desempeñar cualquier tarea que la sociedad haya catalogado como exclusivamente masculina.

El INACH desempeña un papel fundamental en el impulso y apoyo a la participación de las mujeres en la ciencia antártica. A través de iniciativas que promueven la equidad de género, la capacitación y el fomento de la investigación liderada por mujeres, el INACH ha demostrado un compromiso firme con la creación de un entorno inclusivo y diverso. En un contexto de condiciones desafiantes, las mujeres continúan destacándose y dejando su marca en la exploración y comprensión de uno de los entornos más extremos del planeta.

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