Los Mayas constituyeron una civilización mesoamericana que se desarrolló en Guatemala, Belice, México y la parte occidental de Honduras y El Salvador. La sociedad, famosa por sus pirámides, como Chichén Itzá y Teotihuacán, reinó en gran parte de América Central hasta que desapareció.

Su habitantes usaban con frecuencia, pinturas y polvo que contenían cinabrio y mercurio. Un nuevo estudio reveló que las antiguas ciudades mayas como Tikal y Cerén estaban contaminadas con grandes cantidades de estos elementos tóxicos.

El hallazgo, publicado en la revista Frontiers in Environmental Science, señala que la contaminación no esas zonas no es moderna y se debe al uso frecuente de mercurio y productos que contienen mercurio por parte de los mayas del Período Clásico (entre 250 y 1100 EC). Esta contaminación es tan intensa en algunos lugares, que incluso hoy en día representa un peligro potencial para la salud.

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“La contaminación por mercurio en el medio ambiente generalmente se encuentra en áreas urbanas contemporáneas y paisajes industriales. Descubrir mercurio enterrado profundamente en suelos y sedimentos en las antiguas ciudades mayas es difícil de explicar, hasta que comenzamos a considerar la arqueología de la región que nos dice que los mayas usaron mercurio durante siglos”, señaló el Dr. Duncan Cook, autor principal y profesor asociado de Geografía en la Universidad Católica de Australia.

Las concentraciones van desde 0,016 partes por millón (ppm) en Actuncan hasta un extraordinario 17,16 ppm en Tikal. El umbral de efecto tóxico (TET) para el mercurio en los sedimentos se define como 1 ppm.

¿Qué causó esta contaminación prehistórica?

La investigación encontró vasijas selladas llenas de “mercurio elemental” (es decir, líquido) en varios sitios mayas, por ejemplo, Quiriqua en Guatemala, El Paraíso en Honduras y la antigua megaciudad Teotihucan en el centro de México. Asimismo, los arqueólogos han encontrado objetos pintados con pinturas que contienen mercurio, a partir del mineral cinabrio.

Los investigadores sostienen que los antiguos mayas usaban con frecuencia pinturas y polvos que contenían cinabrio y mercurio para la decoración.

“Para los mayas, los objetos podían contener ch’ulel , o fuerza del alma, que residía en la sangre. Por lo tanto, el pigmento rojo brillante del cinabrio era una sustancia invaluable y sagrada, pero sin que ellos lo supieran, también era mortal y su legado persiste en suelos y sedimentos alrededor de los antiguos sitios mayas”, dijo el coautor, el Dr. Nicholas Dunning, profesor de la Universidad de Cincinnati.

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