Existen muchos mitos con respecto a los orígenes de las fiestas de Halloween. La “tenebrosa” festividad ha sido relacionada con el equinoccio de otoño en el Hemisferio Norte y el fin de la temporada de cosechas. Aun así, diferentes expertos aseguran que esta fecha tendría un origen mucho más específico.
Se cree que una cueva del Condado de Roscommon en Irlanda, llamada Oweynagat o “La Cueva de Los Gatos”, podría ser el punto de origen de la festividad. Todo, porque los lugareños aseguran que el sitio es “una puerta hacia el infierno” que se abre todos los 31 de octubre.
Se abren las puertas del infierno
Según explicó el historiador y arqueólogo Daniel Curley a la BBC, esta creencia se remontaría a 2.000 años atrás. Asimismo, el experto aseguró que la transición del otoño al invierno conllevaba la llegada de diferentes monstruos y espectros de otro mundo.
“Monstruos y manifestaciones emergen surgían de esta cueva dirigidos por la diosa Morrigan (la diosa celta de la muerte y la destrucción), para crear un mundo que recibiera a brazos abiertos el invierno, dentro de los que se encontraban pájaros malditos que solo con su aliento eliminaban el follaje de los árboles“, afirmó Curley.
Asimismo, el historiador agregó que “los lugareños se quedaban al interior de sus casas con miedo de ser arrastrados al otro mundo por los fantasmas que estaban destruyendo la tierra. La única forma de salir a la calle era con un disfraz y una máscara que te hiciera ver horrible, para confundir a los monstruos y que no te llevaran al infierno“. Un comportamiento sumamente similar al que practicamos a lo largo del mundo en Halloween.
Este festival precristiano llamado “Samhain” (pronunciado Sah-win) se llevaba a cabo en Rathcroghan, la antigua capital de Connacht, donde se encuentra la Cueva de los Gatos. Actualmente, el sitio es uno de los más protegidos por la arqueología, ya que relata más de 5.500 años de la historia evolutiva de la sociedad humana.
Y la misma Oweynagat es uno de los sitios arqueológicos más preciados de Rathcroghan, por su tremendo valor histórico. “Se creía que era un lugar malévolo similar al infierno, repleto de criaturas míticas y seres sobrenaturales. Los nativos describían a la cueva como la residencia de Morrigan, la diosa precristiana de la guerra. Otros aseguraban que era un agujero siniestro repleto de jabalíes, aves, gatos y lobas”, añadió al respecto Joe Fenwick.
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