Huellas fosilizadas revelan que los humanos llegaron a América del Norte mucho antes de lo que se pensaba

(CNN)– América del Norte y del Sur fueron los últimos continentes en ser colonizados por los seres humanos, pero el momento exacto en que se produjo es un tema que ha dividido a los arqueólogos.

La opinión más extendida es que los humanos llegaron a América del Norte desde Asia a través de Beringia, un puente de tierra que conectaba ambos continentes, al final de la Edad de Hielo, entre 13 mil y 16 mil años atrás.

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Sin embargo, hallazgos más recientes han sugerido que los humanos podrían haber llegado a Norteamérica antes. Ahora, expertos que estudian huellas fosilizadas en Nuevo México afirman tener la primera prueba inequívoca de que los humanos estuvieron en Norteamérica hace al menos 23 mil años.

“El poblamiento de las Américas es una de esas cosas que ha sido durante muchos años muy polémica y muchos arqueólogos mantienen opiniones con un celo casi religioso”, dijo Matthew Bennett, profesor de la Universidad de Bournemouth y autor del estudio publicado en la revista Science.

“Yacimiento inequívoco”

Bennett y sus colegas dataron con precisión 61 huellas mediante análisis por radiocarbono de semillas de plantas acuáticas que se habían conservado por encima y debajo de ellas. Las huellas, descubiertas en la cuenca de Tularosa, fueron realizadas hace 21 mil- 23 mil años atrás, según los investigadores.

El momento y ubicación de las huellas en el suroeste de Norteamérica sugiere que los seres humanos deben haber estado en el continente mucho antes de lo que se pensaba. Los autores de las huellas, en su mayoría adolescentes y niños, vivían en Nuevo México en el momento álgido de la última Edad de Hielo.

Hace 19 mil-26 mil años, un periodo conocido como el Último Máximo Glacial, dos enormes capas de hielo cubrieron el tercio norte del continente y llegaron hasta el sur de la ciudad de Nueva York, Cincinnati y Des Moines (Iowa).

El hielo y las frías temperaturas habrían hecho imposible un viaje entre Asia y Alaska durante esa época, lo que significa que las personas que hicieron las huellas probablemente llegaron mucho antes.

“Es el primer yacimiento inequívoco y un buen dato que sitúa a la gente en el suroeste americano en torno al último máximo glacial (…) Ese es el punto importante porque permite mirar los sitios más antiguos y controvertidos, con una luz diferente”, dijo Bennett.

David Rachal, consultor que ha trabajado con huellas humanas y animales, dijo que las fechas de las huellas proporcionadas por Bennett y su equipo parecían “extremadamente sólidas”, con semillas que proporcionan edades muy fiables y precisas a través de la datación por radiocarbono.

“Además, estas fechas proceden de capas de semillas situadas por encima y por debajo de la superficie de la huella, lo que pone entre paréntesis el evento de formación de la huella. No se puede pedir una configuración mejor“, afirmó Rachal, que no participó en el estudio.

Sin embargo, dijo que era desconcertante que no se hubieran encontrado artefactos en la zona. “Estas huellas sugieren que la gente estuvo en Nuevo México mucho antes de lo esperado (…) Sin embargo, debemos ser cautos y hay que investigar más antes de empezar a agitar los brazos”, dijo Rachal.

Niños y adolescentes

Es probable que las huellas se hicieran en un terreno blando al borde de un humedal. Según Bennett, el viento probablemente arrastró el polvo sobre la superficie, lo que hizo que las huellas quedaran cubiertas por el limo.

Los cazadores-recolectores, detalló, habrían dado mucho más de 10 mil pasos al día, lo que significa que al menos unas pocas huellas sobrevivirían en el registro fósil.

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El análisis de las dimensiones de las huellas sugiere que fueron hechas por niños de entre 9 y 14 años, un patrón que se observa en otros yacimientos de huellas fósiles. En el yacimiento también hay huellas de mamuts, perezosos terrestres gigantes, lobos huérfanos y aves.

“Una de las hipótesis para esto es la división del trabajo, en la que los adultos se dedican a tareas cualificadas mientras que la búsqueda y transporte se delegan en los adolescentes (…) Los niños acompañan a los adolescentes, y colectivamente dejan un mayor número de huellas“, señala el estudio.