Hace muchos siglos atrás, una mente brillante despertó la furia y la desconfianza en Egipto. Cultivó varias disciplinas, entre la filosofía, matemáticas, astronomía y música: hablamos de Hipatia de Alejandría, considerada como una de las primeras mujeres científicas de la historia.
Hipatia nació cerca del año 355, en el siglo IV a principios de la Edad Media, en un momento en el que el debate científico acerca de la posición de la Tierra en el universo era uno de los principales temas de discusión. Hija de Teón, un matemático y astrónomo de la época que ejerció como docente en el Museo de dicha ciudad, una institución fundada por la dinastía de los Ptolomeos con el propósito de crear uno de los mejores centros de documentación del mundo.
Siguiendo la veta de su padre (e impulsada por él), asistió a la Academia de Alejandría. Fue alumna de la escuela neoplatónica en Atenas, Grecia, que se guiaba por los aspectos espirituales y cosmológicos del pensamiento de Platón, uno de los responsables del desarrollo de la filosofía occidental, convirtiéndose posteriormente en “maestra de prestigio”.
Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hypatia, hija del filósofo Teón, que logró tales alcances en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo – Sócrates Escolástico.
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Algunos aspectos de su excepcional vida
Aunque no existe demasiada documentación sobre su biografía, se dice que se consagró al estudio y enseñanza de las matemáticas y entre sus discípulos más destacados estuvieron el obispo de Ptolemaida Sinesio de Cirene y Orestes quien llegó a ser prefecto romano de Egipto y eligió a Hipatia como su asesora. Según señala El País, obtuvo la cátedra de filosofía platónica y la apodaron como “la filósofa“.
Hipatia cultivó múltiples disciplinas y durante veinte años se dedicó a enseñar todos estos conocimientos y al parecer “llegó a simbolizar el conocimiento y la ciencia que los primeros cristianos identificaron con el paganismo“.
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El legado intelectual de Hipatia
La intelectual escribió el comentario de la obra “Aritmética” de Diofanto, uno de sus matemáticos favoritos, que dio un impulso decisivo al álgebra con la creación de los signos matemáticos, asegura el portal Mujeres con Ciencia. En astronomía, su padre analizó en profundidad la obra de Ptolomeo (100-178) quien fue el responsable de perfeccionar el modelo geocéntrico.
Se dice que ella podría haber contribuido por la siguiente frase:
Comentario de Teón de Alejandría al tercer libro del Sistema Matemático de Tolomeo. Edición controlada por la filósofa Hipatia, mi hija.
Hipatia también realizó un análisis matemático de los movimientos de los astros descritos por Tolomeo en Las Tablas o Canón Astronómico, señala dicho portal. También con su padre publicó Los elementos de Euclides, que son 13 libros sobre geometría, álgebra y aritmética.
Se han conservado las pocas contribuciones de Hipatia, ya que muchos de sus diseños se perdieron durante la destrucción de la Biblioteca de Alejandría en el siglo VI.
Una mente prismática
Se dice que los alumnos de Hipatia eran un modelo de diversidad cultural, lo que atraía a intelectuales de diferentes partes del mundo. Además de la filosofía, matemáticas y astronomía, se interesó por la mecánica y la tecnología.
Uno de sus alumnos, Sinesio de Cirene, aseguró que construyó un astrolabio, un hidrómetro y un higroscópico (material que absorbe agua).
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Su violento deceso
Por defender el racionalismo científico y las matemáticas, fue acusada de blasfemia. Hay diferentes versiones que cuentan su asesinato; la más aceptada es la del historiador inglés Edward Gibbon en La decadencia y caída del Imperio Romano, que señala que una mañana de Cuaresma del 415, Hipatia fue atacada en la calle, mientras conducía a casa en un carruaje. La gente le rasgó el pelo, la ropa, los brazos y las piernas.
Su muerte se dio en medio de un conflicto de poderes civiles, cuando el prefecto imperial de Alejandría era Orestes y el obispo de la iglesia, el patriarca Cirilo. Para él, la influencia de Hipatia “representaba una amenaza”. Los asesinos no fueron castigados.
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