Las mariposas o gusanos de seda han sido utilizados desde hace 5.000 años para obtención y comercio de la seda.
Se dice que la venta ayudó a crear el mundo moderno al abrir el contacto entre Europa y China. Los hilos que ciertas polillas tejen para hacer sus capullos son lo suficientemente livianos y fuertes como para que se hicieran paracaídas con ellos hasta la Segunda Guerra Mundial.
Con el avance de la ciencia, investigadores de la Universidad de Donghua lograron modificar genéticamente los gusanos de seda para producir un material más fuerte que el Kevlar de los chalecos antibalas.
El estudio señala que produjo proteínas de seda de araña de longitud completa utilizando gusanos de seda.
En específico, el equipo utilizó CRISPR-Cas9 para agregar genes que codifican las proteínas de seda más fuertes, mientras aún estaban en el huevo. Se necesitaban genes para más de 100 aminoácidos. Los cientos de miles de microinyecciones fueron una de las partes más difíciles del proceso.
“Producimos con éxito la primera fibra de seda de araña de longitud completa “localizada” a través de gusanos de seda transgénicos, que presenta una alta resistencia a la tracción (1299 MPa) y una dureza excepcional”, se lee en el estudio publicado en la revista Matter.
En consecuencia, el uso de gusanos de seda genéticamente modificados, aseguró el coautor Junpeng Mi, “permite una comercialización a gran escala y de bajo costo” para producir fibra de seda de araña.
Por otro lado, los investigadores aseguran que el experimento allana el camino para la comercialización de la seda de araña como sustituto sostenible de las fibras sintéticas. De hecho, no desprende microplásticos ni requiere combustibles fósiles para su fabricación.
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