En la desolada Puna de Atacama, una región que se asemeja al árido paisaje marciano, se ha descubierto un misterio biológico sorprendente: ratones de orejas de hoja (Phyllotis vaccarum) viviendo a altitudes superiores a 6.000 metros sobre el nivel del mar.

Estas alturas extremas, donde los fuertes vientos, la falta de oxígeno y la escasez de agua son la norma, solían considerarse inhabitables para los mamíferos. No obstante, un grupo de investigadores se ha topado con cadáveres momificados de estos ratones en las cumbres de volcanes andinos en Chile y Argentina, desafiando nuestras creencias sobre los límites de la vida animal.

Crédito: Marcial Quiroga-Carmona.

El misterio comenzó décadas atrás cuando los arqueólogos encontraron momias de ratón en asociación con estructuras ceremoniales incas en lo alto de algunas montañas. Se especuló que los antiguos incas habían llevado a estos ratones como parte de rituales de sacrificio. Sin embargo, los investigadores actuales han encontrado evidencia que sugiere que estos ratones no fueron llevados allí por los incas, sino que llegaron por sí solos.

Las momias de ratón, que datan de hace unas pocas décadas hasta 350 años, han proporcionado a los científicos la oportunidad de estudiar la genética de estos ratones.

Los resultados indican que los ratones de la cima no forman una subpoblación genéticamente distinta, sino que están estrechamente relacionados con sus congéneres de elevaciones más bajas en la región circundante. Además, se ha encontrado un número igual de machos y hembras entre los ratones de la cima, lo que respalda la idea de que estos ratones no son visitantes temporales, sino poblaciones residentes a largo plazo.

Aunque la Puna de Atacama es un entorno extremo, los ratones han encontrado una manera de sobrevivir y prosperar en él.

La pregunta que aún desconcierta a los científicos es por qué estos roedores, a pesar de los peligros de congelación, inanición y deshidratación, eligen habitar en estas alturas extremas. Se plantean teorías sobre la huida de depredadores en elevaciones más bajas, pero sigue siendo un enigma que requiere más investigación.

Este sorprendente hallazgo desafía nuestras suposiciones sobre los límites de la vida animal y destaca la capacidad de la naturaleza para adaptarse a condiciones aparentemente imposibles. En una región que se asemeja a Marte, estos ratones nos muestran que la vida puede encontrar una manera de prosperar incluso en los entornos más extremos.

La investigación fue publicada en la revista Current Biology.

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