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Los tiranosaurios eran unos asesinos bastantes capaces que fue fácil suponer que no necesitaron ayuda para derribar a sus presas. Pero al contrario de la imagen popular como se muestra en las películas de Jurassic Park, donde se pensaba que el T-Rex era una criatura solitaria, un nuevo análisis cambia completamente esta perspectiva.
Los expertos explican que siempre se pensó que el comportamiento de caza en manada se limitaba a depredadores más pequeños como los Velociraptors. Pero esta nueva investigación planeta si es que los tiranosaurios eran realmente solitarios o carnívoros sociales.
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La evidencia de la hipótesis incluyó huellas fosilizadas que sugieren que estos animales se movían juntos y, lo más importante, encontraron sitios que contienen varios huesos de tiranosaurios, indicando que aparentemente murieron juntos.
El estudio se basó en uno de estos “boneyard” o fosa común de huesos de T-Rex, conocido como Rainbows Jans Unicorns Quarry en Utah, en Estados Unidos.
El sitio fue descubierto en 2014 por el paleontólogo Dr. Alan Titus y contiene cinco tiranosaurios individuales pertenecientes a la especie Teratophoneus.
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En primera instancia se pensó que los animales murieron con años o siglos de diferencia y las corrientes de un antiguo río los depositaron en el mismo lugar. Sin embargo, tras un análisis geoquímico a los huesos y las rocas que los rodeaban, un estudio de las concentraciones de isótopos estables de carbono y oxígeno, concentraciones de elementos de tierras raras en su interior, descubrieron que los animales habían muerto juntos.
El equipo cree que los tiranosaurios murieron durante un evento de inundación estacional, el cual lavó sus cuerpos en un lago. Lugar en el que se habrían sentado por un periodo, antes de que el lago se secara y más tarde, un río se abriera paso a través de las rocas y rompiera los huesos.
“Este descubrimiento debería ser el punto de inflexión para reconsiderar cómo se comportaron y cazaron estos principales carnívoros en todo el hemisferio norte durante el Cretácico”, señaló el Dr. Joe Sertich, autor del estudio.
La investigación fue publicada en la revista PerrJ.
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