Es bien sabido que la historia de Europa está marcada por violentos enfrentamientos entre diversas civilizaciones. Entre ellas, los escitas, un pueblo nómada que floreció en Asia Central, destacan como uno de los más temidos. El antiguo historiador griego Heródoto detalló sus conquistas, incluida una práctica particularmente impactante: el uso de la piel de sus enemigos caídos para confeccionar artículos bélicos. Recientemente, un equipo de arqueólogos ha corroborado esta asombrosa descripción.
Heródoto afirmó que los escitas arrancaban la piel de los cuerpos de los guerreros conquistados para utilizarla en la fabricación de objetos trofeo de cuero. Este relato ha sido verificado por expertos de la Universidad de Copenhague, liderados por Luise Ørsted, quienes realizaron análisis de restos de cuero provenientes de cementerios escitas al sur de Ucrania en un estudio publicado en PLOS One.
Los resultados de la investigación revelan que, efectivamente, los escitas empleaban piel humana en la elaboración de sus productos. “Nuestros resultados demuestran que los escitas utilizaron principalmente especies domesticadas como ovejas, cabras, ganado y caballos para la producción de cuero, mientras que las pieles se elaboraron a partir de animales salvajes como zorros, ardillas y especies felinas”, declaró Ørsted.
El hallazgo más sorprendente fue la presencia de dos muestras de piel humana, proporcionando evidencia directa de la práctica descrita por Heródoto. El estudio se realizó en 45 trozos de cuero recuperados de 14 sitios funerarios escitas.
¿Cómo descubrieron que era piel humana?
El proceso de investigación incluyó análisis de proteínas en el cuero, ya que el ADN se destruye durante el curtido. Los investigadores pudieron identificar las especies que contribuyeron al cuero, destacando que la mayoría provenía de animales, aunque algunos fragmentos revelaron la utilización de piel humana en la confección de fundas para flechas y contenedores de flechas.
Si bien no se ha determinado con certeza el propósito de estos objetos hechos con piel humana, los arqueólogos sugieren que podrían haber sido utilizados para prendas de vestir o calzado, señalando que algunas fundas para flechas presentaban piel humana en la parte superior, indicando una elección consciente por parte de los individuos en la elaboración de sus pertenencias.
El estudio no solo arroja luz sobre las prácticas bélicas de los escitas, sino también sobre su papel en la transferencia de conocimientos y recursos entre Europa y Asia. Los investigadores resaltan que, más allá de la controversia asociada con el uso de piel humana, es fundamental comprender la complejidad de la sociedad escita, su adaptación a entornos cambiantes y su contribución a la interacción entre dos mundos separados. La investigación también apunta a evidencias de que algunos escitas adoptaron un estilo de vida agrario, ofreciendo una visión más completa de este enigmático pueblo nómada.
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