Para los paleontólogos es común encontrar heces fosilizadas de dinosaurios durante sus excavaciones. Lamentablemente, y a diferencia de lo que ocurre con el ámbar, en estos restos es difícil hallar insectos u otros animales atrapados.
Sin embargo, gracias a una mezcla de suerte y actividad microbiana, los expertos lograron descubrir una nueva especie de escarabajo de 230 millones de años al interior de un coprolito de dinosaurio primitivo.
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“No sabíamos cómo se veían los insectos en el período Triásico y ahora tenemos la oportunidad“, comentó Martin Fikáček, entomólogo de la Universidad Nacional Sun Yat-sen de Taiwán y coautor del artículo publicado en la revista Current Biology.
Fikáček y su equipo estudiaron las heces fosilizadas utilizando un método conocido como microtomografía de sincrotrón. Gracias a ello, pudieron observar que algunos de los escarabajos se encontraban casi intactos, con sus patas y antenas completas.
“Decidimos analizar los coprolitos para tratar de entender quién se comía a quién en este ecosistema (…) Y en uno de los fragmentos aparecieron todos estos insectos“, detalló el paleontólogo Martin Qvarnstrom de la Universidad de Uppsala en Suecia, quien también participó de la investigación.
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Los científicos nombraron a la especie Triamyxa coprolithica y detallaron que probablemente vivía en ambientes semiacuáticos o húmedos. Este animal fue consumido por Silesaurus opolensis, un dinosaurio primitivo delgado y de cuello largo.
“Aunque Silesaurus parece haber ingerido numerosos individuos de Triamyxa coprolithica, el escarabajo posiblemente era demasiado pequeño para haber sido la única presa objetivo (…) es probable que este dinosaurio era omnívoro y solo una parte de su dieta estaba compuesta por insectos”, añadió Qvarnstrom.
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