Desde las ovejas hasta los cerdos, los animales domésticos tienen cerebros relativamente más pequeños en comparación con sus contrapartes salvajes. Esto se le conoce como “efecto de domesticación” y un nuevo estudio de la Royal Society Open Science ha descubierto una rara inversión de este fenómeno.

El visón americano (Neovison vison) es una excepción a esta regla, pues poblaciones que escaparon del cautiverio pudieron recuperar casi todo el tamaño del cerebro ancestral en 50 generaciones.

“Este hallazgo profundiza nuestra comprensión de cómo la domesticación ha cambiado el cerebro de los animales y cómo estos cambios podrían afectar a los animales cuando regresan a la naturaleza”, indicó Ann-Kathrin Pohle, estudiante de maestría en el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y líder de la investigación

Por lo general, no se recupera el cerebro más grande del fenotipo salvaje cuando los animales domesticados escapan del cautiverio y se establecen poblaciones salvajes.

¿Cómo se realizó el estudio?

Visón. CNN.

Los científicos utilizaron una colección de cráneos de visones americanos salvajes del museo de la Universidad de Cornell, mientras que granjas europeas proporcionaron cráneos de animales domésticos.

Dechmann y Pohl colaboraron con Andrzej Zalewski en el Centro Polaco de Investigación de Mamíferos, entidad que poseía cráneos obtenidos de un programa de erradicación de visones salvajes.

“Parece que estos pequeños mustélidos pueden recuperar el tamaño del cerebro, que es adaptable para vivir en la naturaleza, y responder de manera flexible a la selección en consecuencia”, se lee en el estudio.

Es decir, según el proceso de domesticación, los cerebros de los visones criados en cautiverio se habían reducido en un 25% en comparación con sus ancestros salvajes. No obstante, los cerebros de los visones salvajes volvieron a crecer casi hasta su tamaño salvaje en 50 generaciones.

Los investigadores reconocen los alcances de la investigación, pues es complejo establecer si los animales pueden o no recuperar el tamaño relativo del cerebro desde punto de vista metodológico.

“Necesitarías encontrar un animal con poblaciones salvajes y salvajes separadas para reducir la posibilidad de que los grupos se hayan mezclado. Y necesitaría encontrar un animal que pudiera estudiarse a través de suficientes mediciones del cerebro y el cráneo”, sostuvo Dina Dechmann, coautora del artículo.

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