En las vastas arenas de la antigua Egipto, arqueólogos del Instituto de Arqueología de la Universidad de Viena han desenterrado los secretos de una reina olvidada: Meret-Neith, una figura intrigante de la Primera Dinastía, cuyo reinado se pierde en la bruma del tiempo, alrededor del 2950 a.C.
En la necrópolis real de Abydos, su tumba, descubrieron que se encontraba llena de tesoros y un ajuar funerario, lo cual representa un testimonio de su grandeza.
Pero esto no queda solo ahí, ya que entre los hallazgos más notables se encuentran cientos de tinajas de vino, algunas aún selladas, que arrojan luz sobre las costumbres y el refinamiento de la época.
¿Quién era Meret-Neith?
Meret-Neith, al menos reina consorte y regente, podría haber sido incluso la primera faraona de Egipto, aunque esta distinción histórica permanece velada en misterio.
Su importancia resuena en las inscripciones que la señalan como responsable de oficinas cruciales, incluida la del tesoro real. No solo fue una figura de poder, sino también una líder reverenciada, como lo demuestra el lujoso complejo funerario que se está revelando gradualmente a través de minuciosas excavaciones.
El enigma se profundiza aún más al analizar las circunstancias de su entierro. Contrario a las creencias previas, los investigadores sugieren que los 41 cortesanos y sirvientes enterrados junto a ella no fueron víctimas de sacrificios rituales, sino individuos que probablemente vivieron sus vidas y fueron honrados con este último acto de acompañar a la reina en la eternidad.
Este hallazgo arroja una nueva luz sobre las prácticas funerarias de la época, desafiando nuestras percepciones preconcebidas.
El monumento funerario de Meret-Neith, construido con materiales simples como ladrillos sin cocer, arcilla y madera, revela una sorprendente complejidad. Las técnicas arqueológicas modernas han desvelado que este monumento no fue erigido de una vez, sino en etapas a lo largo de un extenso período de tiempo.
Esta estructura en capas, meticulosamente construida, sugiere un profundo respeto por la reina y su legado, encapsulando la reverencia de una civilización antigua por sus líderes.
Cada fragmento de historia recuperado es como una pieza de un rompecabezas antiguo que nos ayuda a comprender mejor nuestro pasado compartido y nos conecta con las personas que una vez caminaron por las mismas tierras que hoy llamamos hogar.
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