Si algo tiene nuestra geografía a favor de la arqueología y paleontología, es el rico clima árido que permite la preservación de restos fósiles. En este caso, se trata del esqueleto de un hombre del período Neolítico.
El esqueleto fue descubierto en una fosa común del período Neolítico conocido como Copaca 1, a 1,30 kilómetros al sur de Tocopilla, área que el profesor Pedro Andrade, de la Universidad de Concepción, se ha dedicado a estudiar en ocasiones previas.
En colaboración con investigadores de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, lograron determinar la causa de muerte de uno de los tres esqueletos descubiertos en esta fosa.
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Utilizando una versión mejorada de una prueba forense, el equipo identificó que este hombre cazador-recolector murió ahogado entre los 35 y 45 años hace unos 5 mil años atrás.
¿Cómo determinaron la muerte?
Todo esto fue gracias a la nueva prueba forense que puede detectar la presencia de diatomeas en el interior de los huesos. Apuntan que este hombre falleció luego de tragar agua salada.
Las diatomeas son un grupo de algas que proliferan en el océano, el agua dulce y los sedimentos.
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“Al observar lo que encontramos en la médula ósea del individuo de Copaca 1, podemos afirmar que se ahogó en agua salada poco profunda. El pobre hombre tragó sedimento en sus momentos finales, un material que no tiende a flotar en concentraciones suficientes en aguas más profundas”, detalló James Goff, co-autor del estudio.
Los siguientes pasos del equipo son analizar los otros restos humanos para determinar si fallecieron de la misma manera, fue algo natural o por actos de terceros.
El estudio completo fue publicado en la revista Science Direct.
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