Recientemente, un estudio publicado en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, realizada por científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, reveló un impresionante descubrimiento. Todo, porque expertos encontraron los restos fosilizados de un ancestral bosque de manglares, “desaparecido” hace más de 22 millones de años bajo el Canal de Panamá.
El equipo de investigadores logró identificar 121 especímenes fosilizados en un arroyo de la Isla Barro Colorado, ubicada en el corazón del Canal de Panamá, una construcción humana. Los fósiles pertenecen a una especie de manglar previamente desconocida, denominada Sonneratioxylon barrocoloradoensis.
Un verdadero bosque perdido
El hallazgo reveló un antiguo ecosistema que prosperó durante el Aquitano, una etapa temprana del Mioceno, cuando Panamá estaba unida a Norteamérica por una península estrecha con intensa actividad volcánica.
Al estudiar los restos, los científicos determinaron que la altura promedio de los árboles alcanzaba aproximadamente los 25 metros, con algunos especímenes llegando a los imponentes 40 metros, clasificándolos como “megaflora” debido a su tamaño significativamente mayor en comparación con los manglares modernos.
El esplendor de este antiguo bosque de manglares llegó a su fin durante el Mioceno temprano, cuando la colisión tectónica entre Sudamérica y el Caribe desencadenó una intensa actividad volcánica. La datación radiométrica y los depósitos en el sitio respaldan la teoría de que este bosque fue sepultado por un lahar, una avalancha de lodo y material volcánico que descendió por la ladera del volcán, atrapando y preservando la madera sin oxígeno y con altas concentraciones de sílice.
Hoy en día, los restos fosilizados se encuentran en la cima de una colina que se convirtió en una isla artificial durante la construcción del Canal de Panamá en el siglo XX, cuando sus alrededores fueron inundados.
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