Adivinar cómo es la apariencia de un megalodón es sumamente difícil para los paleontólogos: al poseer un esqueleto cartilaginoso, normalmente no se fosilizaba bien y las únicas evidencias físicas de su paso son algunas vértebras y un sinnúmero de dientes fosilizados -que abundan en el norte de Chile-.
Entonces, ¿por qué es retratado como un tiburón blanco?
Esto ha ocurrido porque estas partes -dientes y vértebras- son muy similares a sus parientes modernos, ya que pertenece a una orden de tiburones conocida como lamniformes, además de poseer sangre caliente.
Para determinar una imagen del megalodón, científicos han tenido que analizar la forma física de cinco especies de lamniformes de sangre caliente para establecer una aleta promedio y forma corporal.
Ahora, científicos de la Universidad de California, en Estados Unidos, se propusieron determinar si ese análisis previo comparte alguna característica externa que lo diferencie con las otras 10 especies de lamniformes -algunos de sangre fría-.
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Los resultados, publicados en la revista Historical Biology, muestran la comparación de 15 especies, desde la forma de sus cabezas, aleta y cuerpo en una serie de ilustraciones de guías de campo. Allí se determinó que las primeras cinco especies analizadas no comparten una característica visual entre sí con los otros tiburones.
“La sangre cálida no te convierte en un tiburón de forma diferente. Animo a otros a explorar ideas sobre su forma corporal y a buscar el tesoro definitivo de un fósil de megalodón preservado. Mientras tanto, este resultado aclara cierta confusión sobre hallazgos anteriores y abre la puerta a otras ideas una vez más“, indicó Phillip Sternes, autor principal del estudio, en un comunicado.
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