Tiene más de 30 millones de años de antiguedad, pero parece que el tiempo atrapó cada pétalo de su morfología. Se trata de la flor más grande descubierta hasta ahora en ámbar, de casi 3 centímetros de diámetro.
El hallazgo, procedente de los bosques bálticos del norte de Europa, fue descrito y nombrado hace 150 años por un farmaceútico prusiano, pero las investigadoras Eva-Maria Sadowski y Christa-Charlotte Hofmann, pertenecientes al Museum für Naturkunde de Berlín y la Universidad de Viena, volvieron a analizar la muestra que es unas tres veces más grande que la mayoría de las inclusiones florales.
“Es muy excepcional encontrar una flor tan grande en ámbar, con los estambres en el punto perfecto de estar justo abiertos para liberar su polen mientras la flor estaba retenida por la resina”, señaló en un comunicado Sadowski.
La especie había sido bautizada como Stewartia kowalewski, pero Sadowski y Hofmann concluyeron que está relacionada con la especie asiática de Symplocos y propusieron el nombre de Symplocos kowalewskii.
La flor data del Eoceno tardío, entre 33,9 y 38 millones de años atrás, pero el ámbar es un gran conservante y la ha mantenido prácticamente intacta.
El polen se extrajo de la inclusión usando un bisturí y luego, las expertas examinaron los granos de polen bajo un microscopio electrónico de barrido. “Solo un aumento extremadamente alto nos permite ver los detalles morfológicos de los granos de polen que tienen un tamaño de solo unos pocos micrómetros”, agregó Hofmann.
El estudio fue publicado en la revista Scientific Reports.
Deja tu comentario