Vino Romano: Sabores antiguos revelados por la ciencia

Los vinos son el brebaje excepcional para combinarlo con alimentos como pastas o carnes, sus diferentes cepas nos entregas cambios en su sabor. Pero, ¿alguna vez has imaginado cómo era el sabor del vino consumido por los antiguos romanos?

Bueno, los investigadores Dimitri Van Limbergen y Paulina Komar, ante la imposibilidad de acceder a una muestra intacta de vino romano, recurrieron a los recipientes de barro conocidos como dolia, utilizados comúnmente para almacenar el vino en la antigua Roma.

Su estudio, publicado en la revista Antiquity, es pionero en examinar el papel de estas vasijas en la elaboración del vino romano y su influencia en sus características sensoriales.

Sabor del vino romano

Comparando las dolia con las vasijas de barro utilizadas en la elaboración tradicional del vino en Georgia, llamadas qvevri, los investigadores sugieren que el vino romano probablemente tenía un color amarillo oscuro o ámbar, coincidiendo con lo descrito en textos antiguos romanos.

Esta tonalidad se atribuye a la forma de las vasijas; la base estrecha evitaba que los sólidos de la uva entraran en contacto con el vino durante el envejecimiento, lo que influía en su coloración.

En cuanto al sabor y aroma, los investigadores sugieren que el vino romano probablemente era ligeramente especiado y con sabores agradables a hierbas, frutos secos y frutas deshidratadas.

Este perfil sensorial se atribuye a la porosidad del barro, que permitía la oxidación controlada y el crecimiento de levaduras superficiales, liberando compuestos aromáticos como el sotolon, responsable de los aromas a pan tostado, manzanas, nueces tostadas y curry.

El estudio también sugiere que los viticultores romanos tenían un mayor control sobre el proceso de vinificación de lo que se pensaba anteriormente, desafiando la noción de que la producción de vino en la antigua Roma era amateur.

El Dr. Van Limbergen destaca la importancia de identificar paralelismos entre la vinificación moderna y antigua, no solo para desmitificar la supuesta naturaleza amateur de la producción de vino romano, sino también para descubrir similitudes en los procedimientos de vinificación milenarios.

Estos hallazgos no solo proporcionan una visión más clara del gusto y aroma del vino romano, sino que también cambian nuestra comprensión actual de la producción de vino en la antigua Roma, revelando un nivel de sofisticación y control previamente subestimado.