¡Prepárense para un emocionante viaje al pasado, donde un modesto ladrillo de arcilla se convierte en la estrella de la arqueología genética!
¿Te imaginas un ladrillo que no solo sostiene un antiguo palacio, sino que también resguarda secretos de biodiversidad de hace casi 3000 años? Pues bien, eso es precisamente lo que un equipo de expertos ha descubierto en el Palacio del Noroeste en Nimrud, Irak, y es hora de desentrañar su increíble historia.
Este ladrillo milenario, actualmente exhibido en el Museo Nacional de Dinamarca, fue sacado de su rincón para revelar más que solo inscripciones cuneiformes, un tipo de escritura.
Los audaces investigadores lograron extraer ADN del corazón mismo del ladrillo, ¡sí, ADN de hace 2900 años! Imagina sus sorpresas cuando encontraron rastros genéticos de 34 familias de plantas diferentes, como si el ladrillo fuera un diario botánico de la antigüedad.
¿Qué revelaron estos genes antiguos?
Resulta que Brassicaceae, también conocida como la familia del repollo, y Ericaceae, que incluye al brezo, eran los favoritos en la región en aquellos días. Pero espera, ¡hay más!, puesto que los investigadores también encontraron huellas genéticas de otras familias como Betulaceae, Lauraceae (¡laureles!), Selineae (las estrellas umbelificadoras) y Triticeae (pasto cultivado), que nos transportan directamente al paisaje de la antigua Nimrud.
¿Cómo llegaron esos genes allí?
Pues bien, este ladrillo no se horneó como cualquier otro. Fue secado al sol, lo que resultó ser una jugada maestra. La ausencia de fuego conservó a la perfección el ADN de las plantas atrapado en la arcilla, permitiéndonos explorar una herencia botánica antigua de una manera que nunca habríamos imaginado.
La Dra. Sophie Lund Rasmussen, de la Universidad de Oxford y coautora del estudio, se muestra encantada con este descubrimiento y resalta la importancia del trabajo en equipo. “Este proyecto es un ejemplo perfecto de la colaboración interdisciplinaria”, afirma. Y es cierto, ya que la sinergia entre asiriólogos, arqueólogos, biólogos y genetistas permitió una inmersión completa en la historia de este ladrillo.
La investigación fue publicada en la revista Scientific Reports.
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