(CNN) – Encallada en la costa oeste del mar Caspio, parece una bestia acuática colosal, una creación extraña que se siente más cómoda en las profundidades que sobre las olas. Ciertamente no parece algo que pueda volar.
Pero voló, aunque hace mucho tiempo.
En julio de 2020, después de permanecer adormecido durante más de tres décadas, el “Monstruo del Mar Caspio” se puso en movimiento nuevamente. Esta es una de las máquinas voladoras más llamativas jamás construida, y estaba completando lo que pudo haber sido su viaje final.
Durante 14 horas una flotilla de tres remolcadores y dos buques de escolta maniobraron lentamente a lo largo de las orillas del mar Caspio para llevar esta gran carga especial a su destino, un tramo de costa cerca del punto más austral de Rusia.
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Es aquí, junto a la antigua ciudad de Derbent, en la república rusa de Daguestán, donde el “Ekranoplano clase Lun” de 380 toneladas ha encontrado su nuevo y probablemente definitivo hogar.
Pero antes de que pudiera desvanecerse en el olvido, ha sido rescatado gracias a los planes para convertirlo en una atracción turística justo en un momento en que este inusual concepto de viaje podría estar listo para regresar.
Velocidad y sigilo
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Los Vehículos de Efecto Suelo, conocidos también como “ekranoplanos”, son una especie de híbrido entre aviones y barcos. Se mueven sobre el agua sin tocarla.
La Organización Marítima Internacional los clasifica como barcos. Sin embargo, de hecho, sus capacidades únicas de alcanzar altas velocidades derivan de que rozan la superficie del agua a una altura de entre uno y cinco metros.
Aprovechan un principio aerodinámico llamado “efecto suelo”.
Esta combinación de velocidad y sigilo (su proximidad a la superficie mientras vuelan los hace difíciles de detectar por los radares) llamó la atención del ejército soviético, que experimentó con varias variantes del concepto durante la Guerra Fría.
Su despliegue en la vasta masa de agua interior entre la Unión Soviética e Irán los llevó a adquirir el apodo de “Monstruo del Mar Caspio”.
El ekranoplano “Lun” fue uno de los últimos diseños del programa de vehículos de efecto suelo soviético. Es más largo que un superjumbo Airbus A380 y casi tan alto. A pesar de su tamaño y peso, el “Lun” era capaz de alcanzar velocidades de hasta 550 km. por hora gracias a ocho potentes turboventiladores ubicados en sus alas rechonchas.
Esta formidable máquina incluso fue capaz de despegar y aterrizar en condiciones de tormenta, con olas de hasta 2,5 metros. Su misión prevista era realizar ataques relámpagos por mar con los seis misiles antibuque que llevaba en tubos de lanzamiento colocados en la parte superior de su casco.
El Monstruo del Mar Caspio, atracción estrella
El ekranoplano que se ha trasladado a Derbent es el único de su clase que se completó y entró en servicio en 1987.
Un segundo Lun, desarmado y asignado a misiones de rescate y suministro, estaba en un estado avanzado de construcción cuando, a principios de la década de 1990, se canceló todo el programa y se retiró del servicio al “Lun” existente.
Después de más de 30 años de inacción, hacer que esta bestia marina volviera a moverse no fue una tarea fácil. Requirió la ayuda de pontones de goma y una coreografía cuidadosamente coordinada que involucró a varias embarcaciones.
“Lun” será la estrella del Patriot Park planeado por Derbent, un museo militar y parque temático que exhibirá diferentes tipos de equipo militar soviético y ruso.
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Se espera que la construcción del parque comience más adelante en 2020. Por el momento, “Lun” permanecerá solo en la playa.
Parece que se convertirá en un nuevo punto destacado para los visitantes de Derbent. La ciudad afirma ser el asentamiento habitado de forma continua más antiguo del territorio ruso. Su ciudadela y centro histórico han sido designados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Segunda ola de ekranoplanos
El “Monstruo del Mar Caspio” se sumará a los atractivos de una región que, hasta la pandemia del coronavirus, había registrado una serie de iniciativas para abrirla al turismo, incluido el lanzamiento de itinerarios de cruceros en el mar Caspio.
Cuando abra, el Patriot Park de Derbent no será el único museo ruso que exhibirá un ekranoplano. Un ekranoplano de clase Orlyonok mucho más pequeño se puede encontrar en el Museo de la Armada Rusa en Moscú.
Si bien los vehículos de efecto suelo cayeron en desgracia en las últimas décadas, el concepto ha experimentado un resurgimiento últimamente.
Desarrolladores en Singapur, Estados Unidos, China y Rusia trabajan en diferentes proyectos que tienen como objetivo devolver a la vida a los ekranoplanos. Aunque con fines bastante más pacíficos.
Uno de ellos es Wigetworks, con sede en Singapur, cuyo prototipo AirFish 8 se basa en el trabajo preliminar realizado por los ingenieros alemanes Hanno Fischer y Alexander Lippisch durante la Guerra Fría.
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Wigetworks adquirió las patentes y los derechos de propiedad intelectual y se ha propuesto mejorar y actualizar esos diseños anteriores para crear un vehículo moderno de efecto suelo.
También en Asia, el ekranoplano chino Xiangzhou 1 voló por primera vez en 2017, aunque se sabe poco sobre este proyecto.
Drones de reparto
En Estados Unidos, The Flying Ship Company, un emprendimiento respaldado por inversores privados, trabaja en un vehículo de efecto suelo no tripulado para mover cargamentos a alta velocidad. Piensa en drones para hacer repartos, pero sobre el agua.
El proyecto se encuentra en sus primeras etapas. No obstante, el fundador y director ejecutivo Bill Peterson le dijo a CNN que su equipo planea llevar el proyecto a buen término en un plazo de siete años.
Y Rusia, hogar del ekranoplano, no ha renunciado al concepto.
Durante los últimos años se han promocionado varios proyectos, aunque ninguno ha logrado pasar de la etapa de diseño todavía.
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Beriev, un fabricante de aviones anfibios con motor a reacción, ideó el concepto Be-2500. Más recientemente, medios rusos informaron que se estaba considerando un ekranoplano militar de nueva generación, llamado provisionalmente “Orlan”.
Otro proyecto, financiado con fondos privados, ha surgido de Nizhny Novgorod, una ciudad industrial a orillas del río Volga estrechamente relacionada con los orígenes de la tecnología del ekranoplano. RDC Aqualines, que también tiene oficinas en Singapur, está desarrollando su propia línea de ekranoplanos comerciales capaces de transportar a tres, ocho y 12 pasajeros. Y posiblemente podría expandirse a más.
Sus diseños han llamado la atención de un grupo de emprendedores que tiene como objetivo establecer una conexión rápida a través del Golfo de Finlandia. El objetivo es que una Helsinki con la capital de Estonia, Tallin, en unos 30 minutos.
Puede ser que, después de todo, pronto no necesites visitar un museo para ver un ekranoplano.
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