Durante los últimos siete años, el equipo del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey (MBARI), en Estados Unidos, se ha encontrado estudiando el área Station M -ubicada a 225 km de la costa de California- para comprender el ciclo global del carbono por parte de los organismos que viven en el fondo del océano.
Si bien da la sensación que las aguas profundas son un lugar aislado, el equipo detalló en su estudio que juegan un papel importante en el reciclaje del carbono, puesto que está presente en la materia orgánica, como las plantas, animales muertos y sus desechos excretados.
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En cada año de estudio, el responsable de llegar a esta conclusión es el robot submarino Benthic Rover II. Con un cuerpo de titanio, logra llegar hasta unos 4 mil metros de profundidad. Además, puede seguir funcionando si es soltado a unos 6 mil metros.
El rover mide la cantidad de fitoplancton y restos de plantas mediante la utilización de una luz azul, lo que provoca una fluorescencia en la clorofila.
Asimismo, es capaz de registrar la temperatura del agua y su concentración de óxido. Esto es importante, ya que puede medir la salida del dióxido de carbono de los organismos vivos que viven en el lodo.
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Debido a que las ondas de radio no viajan por el agua, el rover envía sus datos mediante pulsos acústicos, los cuales son captados por un planeador, el que los transmite al equipo mediante un satélite.
En el documento, publicado en Science Robotic, el equipo destaca un gran descubrimiento realizado entre 2015 y 2020, donde Benthic presenció un significativo aumento en la cantidad de fitoplancton muerto y la materia vegetal que se hundió al fondo del mar, como también la disminución del oxígeno disuelto.
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