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Como una forma de reducir los desechos tecnológicos, investigadores chinos de la Universidad Tianjin crearon el primer reloj inteligente que posee materiales nanocompuestos en base a zinc capaz de disolverse en el agua.
En 2019, se produjeron cerca de 53,6 millones de toneladas de basura tecnológica en todo el mundo, una cifra récord, según el informe Global E-waste Monitor 2020.
Para crear este innovador equipo, los investigadores modificaron unos nanocompuestos a base de zinc y le agregaron un nanocable de plata, lo cual dio pie a un instrumento altamente conductivo.
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Posterior a ello, fue serigrafiado con alcohol polivinílico (un polímero degradable) y los circuitos fueron soldados mediante reacciones químicas desencadenadas por gotas de agua.
La placa de nanocompuesto fue empaquetada en una carcasa de alcohol polivinílico, dando como resultado un reloj que mediante sus sensores puede medir los niveles de oxígeno en sangre, la frecuencia cardíaca de una persona y el recuento de pasos.
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En pruebas de laboratorio, el equipo puede soportar el sudor, pero al paso de unas 40 horas sumergido por completo en agua, tanto la carcasa como los circuitos se disolvieron.
Si bien, el prototipo publicado en la revista ACS Applied Materials & Interfaces dista de los relojes inteligentes que se venden en el mercado, presenta un futuro desarrollo para diseñar herramientas tecnológicas reciclables o degradables.
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