En 1954, el hallazgo del cuerpo de un niño inca en el cerro El Plomo sorprendió a la comunidad científica de la época. El origen se su procedencia es aún un misterio, pero en la actualidad es considerado como uno de los tesoros más importantes del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN).
Localizado en la Región Metropolitana, el cerro contenía el cuerpo liofilizado de un niño de aproximadamente 8 años, ofrendado en honor al dios inca Inti (Sol) en un ritual religioso del Imperio Inca.
Por ello, en conmemoración al histórico hallazgo la Municipalidad de Lo Barnechea, la Pontificia Universidad Católica y el MNHN lanzaron la iniciativa Experiencia de Realidad Virtual Acércate al Niño del Cerro El Plomo, que busca recrear y valorizar la cosmovisión de dicha cultura.
📌El día de hoy, desde la Biblioteca recomendamos El niño inca,la verdadera historia del niño del cerro El Plomo,libro publicado el año 2009, el que se encuentra narrado por uno de los descubridores del cuerpo del niño inca.Los y las invitamos a visitar la Biblioteca del Museo. pic.twitter.com/b0aB4tVsvp
— mhnchile (@mhnchile) June 12, 2023
“Este descubrimiento es una herencia clave de nuestra historia. Nos hacemos parte de la difusión del conocimiento en torno a este hallazgo para ofrecer a los vecinos y la comunidad la posibilidad de acercarse a la cosmovisión de los pueblos andinos y relevar nuevamente esa figura sagrada de la montaña (…)”, señaló en un comunicado Alejandra Valdés, Directora Ejecutiva de la Corporación Cultural.
InvadeLab es una de las entidades detrás del proyecto de realidad virtual, que estará disponible durante los meses de junio y julio estará disponible la muestra. Los horarios son 11:00 a 12:30 horas en el Centro Cívico de Lo Barnechea (Av. El Rodeo 12.777, piso -1).
Puedes inscribirte en el siguiente enlace.
La historia del niño del plomo
El pequeño fue enterrado con distintos objetos ceremoniales como figuras de camélidos o una bolsa de lana.
Poseía una vestimenta especial para la ceremonia con una camisa de lana oscura, adornos de piel de color blanco ribeteada con flecos de lana roja, una manta o yakolla que cubría su espalda y mocasines de cuero o hissku, decorados con cinta de lana bordada.
El documental El Niño del Plomo, de AndesJournal, se inmiscuye en su historia.
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