Superando todos los límites de la refrigeración a baja temperatura, científicos del IBM han desarrollado el Proyecto Goldeneye, un super-frigorífico capaz de alcanzar menores temperaturas bajo cero de las existentes en el espacio.
Para llegar a las fronteras de la exploración de la realidad, el equipo estudia las energías más frías, más lejanas, más bajas y más altas, además de las cosas más pequeñas del universo.
Pero lo que los acerca a cruzar esas fronteras es la construcción de sistemas innovadores capaces de superar el límite de la tecnología moderna.
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En este sentido, han desarrollado y puesto a prueba una supernevera capaz de enfriar las computadoras cuánticas.
“El superrefrigerador contiene 1,7 metros cúbicos de volumen experimental, lo que significa que puede enfriar un volumen mayor que tres refrigeradores de cocina domésticos a temperaturas más frías que el espacio exterior, en comparación con los refrigeradores anteriores, que están en el rango de 0,4-0,7 metros cúbicos”, detallan.
El modular, con diseño de concha de 6,7 toneladas, contiene un volumen experimental de 1,7 m 3, lo que es dos o tres veces mayor que las versiones anteriores.
Al tener una gran puerta adelante, esta cámara permite a los científicos acceder fácilmente al hardware interno y mezclar helio-3 y helio-4 para enfriar el contenido hasta el largo de mili-Kelvin (mK), o milésima de grado por encima del cero absoluto.
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La prueba de laboratorio es capaz de enfriar a 25 mili-Kelvin, una temperatura mil veces más helada que la existente en el espacio.
Pero, ¿por qué computadoras cuánticas?
Estas computadoras obtienen su destacada velocidad y potencia a raíz de la física cuántica, porque tiene una propiedad de superposición responsable de albergar donde las partículas existen en dos estados al mismo tiempo y permitir el procesamiento de una enorme cantidad de datos de forma simultánea.
Todo ello, mientras el entrelazamiento “teletransporta” la información de manera efectiva. Al tratarse de estados muy sensibles a la interferencia del medio ambiente, se deben mantener a temperaturas criogénicas, solo una fracción por encima del cero absoluto; así, el átomo casi no tiene energía.
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