Desde 2019, una verdadera ola de Data Centers, grandes edificios tecnológicos capaces de albergar una gran cantidad de datos en la nube, se apoderó de Chile. Grandes compañías internacionales planean construir estos espacios en nuestro país, lo cual creará nuevos puestos de trabajos, incluidos programadores.

Sin embargo, ¿puede un chileno aspirar a ser programador en el extranjero? Manejar el inglés es un requisito vital, pero lo más importante, es tener talento, habilidades técnicas, creatividad y capacidades de liderazgo. En el caso de Javiera Mascaró, Sebastián Findling y Rodrigo Aliste, los astros se alinearon y les otorgaron todas estas habilidades.

Javiera Mascaró, talento chileno en Silicon Valley

Es quizás el sueño de todo programador o desarrollador de softwares llegar a trabajar algún día en Silicon Valley, en Estados Unidos. Allí se ubican las más grandes compañías tecnológicas del mundo y todas aquellas que tienen un futuro prometedor, incluida Brex, que es donde trabaja Javiera Mascaró.

“Me contrataron como Manager de Ingeniería de Software a cargo de los sistemas de tesorería y procesamiento de transacciones de tarjetas de crédito. Ahora manejo un equipo de 6 personas y para fin de año deberían ser cerca de 20”, señaló.

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Después de cursar la carrera de Ingeniería Civil en Computación en la Universidad de Chile, Javiera comenzó a trabajar inmediatamente como Ingeniero en Software en una conocida compañía con sede en Chicago, popular en el mundo por agrupar descuentos de distintos lugares en su web.

En su primer cargo aportó en el desarrollo de la plataforma de administración interna para Latinoamérica. No obstante, en 2016 pasó a ser Gerente de Ingeniería de Software, cargo para la división Global de la compañía, en donde además de trasladarse a EE.UU., desarrolló diferentes soluciones tecnológicas.

Con toda esa experiencia en el cuerpo, decidió cambiar de foco y emigrar a Brex. “Decidí cambiarme para especializarme en otras áreas, conocer cómo funcionan otras empresas y vivir la experiencia de ser entrevistada en Estados Unidos, ya que los procesos son completamente distintos a Chile”, explicó.

Sebastián Findling, programador desde los 8 años

500 Startups es una aceleradora de negocios estadounidense que desde 2010 ha aportado al desarrollo de grandes compañías a nivel mundial. Para llegar a ser considerado por ellos es necesario pasar por un proceso de selección que incluye a más de 10 mil emprendimientos que postulan para ser patrocinados.

A pesar de la dificultad que eso implica, gracias al talento del programador Sebastián Findling, en 2018 una empresa chilena fue seleccionada. “Cuando tenía 8 años mi papá me regaló mi primer computador. Con él fui aprendiendo poco a poco a programar en DOS”, adelantó.

“Como yo siempre he sido muy curioso, me interesé en aprender más e investigar de BASIC. Al final un primo que se dedicaba a hacer videojuegos me enseñó más de ese lenguaje de programación y lo pude dominar. Se podría decir que desde esa edad programo”, explicó Sebastián.

Su gran curiosidad y ganas de aprender por sí solo lo llevaron a trabajar en muchos proyectos, una vez terminado el colegio. Pero el que en sus palabras fue “el más intenso”, es el que lo llevó a trabajar para la empresa ADD Shop en 2019 y con quien finalmente pudo viajar al extranjero de la mano de 500 Startups.

El aporte que realizó Findling, el cual llamó la atención de la empresa norteamericana, fue el desarrollo de un software de comercio electrónico para la web, que tenía la particularidad de combinar las herramientas básicas que debe tener un negocio online, con las ventajas técnicas que posee una red social.

Ese no ha sido el único gran desarrollo del cual ha sido protagonista. En 2013, una conocida empresa chilena, que hoy tiene presencia en más de 7 países, buscó sus servicios para resolver uno de los problemas más recurrentes: evitar que los servidores se caigan ante la cantidad de compradores conectados.

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¿Qué fue lo que ideó? Un novedoso sistema que se encargaba de clonar un servidor al momento de llenarse, con el fin de evitar un colapso en la página, gracias a la distribución de los clientes entre estos dos servidores. Si es que ambos servidores no podían sostener la demanda, el software diseñado repetir el proceso.

Este tipo de soluciones tecnológicas, que se siguen utilizando hasta el día de hoy, Sebastián pudo desarrollarlas de una forma más rápida gracias a Elder, software de su autoría capaz de crear otros softwares de una manera más fácil y veloz.

Rodrigo Aliste ¿Por qué todos quieren contratarlo?

Otro de los grandes sueños para cualquier desarrollador puede ser trabajar en Google. La compañía estadounidense pasó a ser mucho más que un buscador web, ya que hoy desarrolla tecnologías para casi todos los rubros. Ingresar allí es sumamente complicado, pero no para el chileno Rodrigo Aliste.

Cuando apenas cursaba su segundo año de Ingeniería Informática en la Universidad Diego Portales, se atrevió a postular a una pasantía en Google. Él sabía que era algo difícil, pero no se rindió hasta que entró: “Creo que vieron mi pasión por la tecnología y mi manera de ver las cosas”, explicó.

Durante su estancia en Google en 2011, además de mejorar su nivel de inglés, incrementó sus conocimientos en la práctica de pruebas de software y mejoró su metodología de desarrollo, que a diferencia de lo que mucha gente cree, señala que en Google se programa de manera simple sobre problemas muy complejos.

No obstante, hubo una compañía que se fijó antes en él. También cuando estaba estudiando, una empresa chilena lo invitó a trabajar junto a ellos en su ambicioso proyecto de generar un sistema capaz de localizar celulares y computadores robados.

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Durante los 3 años que estuvo allí, como gerente de tecnología lideró a un equipo con el cual desarrolló una infraestructura digital capaz de soportar las comunicaciones de millones de dispositivos conectados al mismo tiempo. Hasta el día de hoy se sigue utilizando.

Hoy se encuentra en Chile, pero quien sabe si el día de mañana obtiene una oportunidad fuera del país, quizás uniéndose a Javiera Mascaró en Silicon Valley o emigrando a México como Sebastián Findling y participar de una exitosa startup. Lo cierto, es que estas tres historias, demuestran que talento en el país hay de sobra y que puede ser explotado en el extranjero.

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