En el desarrollo de nuevos instrumentos científicos, los expertos generalmente recurren a la naturaleza y los animales para inspirarse en su proceso creativo. Sin embargo, ahora un grupo de expertos de la Universidad Tecnólogica de Chemnitz, Alemania, lo ha llevado a otro nivel y ha tomado como musa el rollo suizo -conocido en nuestro país como brazo de reina-.
Tomando como punto de iluminación este esponjoso pastel cilíndrico enrollado con gruesas capas de mermelada o manjar en su interior, el equipo desarrolló la batería flexible más pequeña del mundo.
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Esta está compuesta con conectores de corriente y tiras de electrodos hechos a partir de materiales poliméricos, metálicos y dieléctricos en una superficie de oblea tensada, dando como resultado una microbateria de cilindro autoadherida.
Este dispositivo posee menos de un milímetro cuadrado de ancho -casi un grano de pol- y tiene una densidad de energía mínima de 100 microvatios por hora por centímetro cuadrado.
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Según los investigadores, debido a sus atributos podría ser implementado en pequeños chips con circuitos eléctricos en sensores biocompatibles con el cuerpo humano, como también desde el seguimiento de los niveles de oxígeno en los tejidos profundos y el monitoreo de la recuperación de las cirugías hasta vigilar por órganos vitales.
“Todavía hay un enorme potencial de optimización para esta tecnología y podemos esperar microbaterías mucho más fuertes en el futuro“, indicó el líder de la investigación, el profesor Oliver Schmidt, en un comunicado.
El estudio completo fue publicado en la revista Advanced Energy Materials.
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