En un avance significativo para su programa espacial, China se ha convertido en el primer país en recoger y traer muestras del lado oculto de la luna. La cápsula de reentrada de la sonda no tripulada Chang’e-6 aterrizó el martes en la región de Siziwang Banner, en Mongolia Interior, culminando una misión exitosa para la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA).
La misión Chang’e-6, lanzada desde Hainan el 3 de mayo, aterrizó en la luna el 2 de junio, en la cuenca del Polo Sur-Aitken (SPA), uno de los cráteres más antiguos y grandes de la luna. Durante dos días, el módulo de aterrizaje recolectó rocas y suelo con un brazo robótico y un taladro. El módulo de ascenso luego despegó de la superficie lunar para encontrarse con el orbitador y emprender el viaje de regreso a la Tierra.
Hasta ahora, solo EE.UU., China y la antigua Unión Soviética habían recolectado muestras del lado visible de la luna. La capacidad de explorar y traer material del lado oculto, inexplorado por anteriores misiones, ofrece una oportunidad única para avanzar en el conocimiento de la historia lunar y terrestre.
Ian Crawford, profesor de ciencias planetarias en la Universidad de Londres, destacó la importancia de datar la SPA para entender el régimen de impactos que afectó tanto a la luna como a la Tierra, información crucial para comprender el contexto en el que apareció la vida en nuestro planeta.
Las muestras del lado oculto, menos remodelado por la actividad volcánica que su contraparte visible, podrían revelar secretos sobre la geología de la luna y su formación. El éxito de Chang’e-6 allana el camino para futuras misiones lunares chinas, incluidas iniciativas para establecer una base internacional de investigación en la luna junto con Rusia, y eventualmente, el aterrizaje de un astronauta chino en la superficie lunar.
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