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Hace unos días, desde el cosmódromo de Baikonur en Kazajstán, fue lanzado el cohete ruso Proton-M con rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI). Este llevaba un brazo robot “andante” y un nuevo módulo de laboratorio multipropósito llamado Nauka para acloparse a la estación.
Lamentablemente, al momento de acercarse, el módulo ruso Nauka encendió accidentalmente sus propulsores, generando un “tira y afloja” con la estación espacial.
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Esto provocó que la estación girara unos 540 grados, en los cuales los siete cosmonautas quedaron incomunicados con la Tierra por 11 minutos, hasta que finalmente se detuvo y quedó todo bajo control.
Detallan que la EEI tuvo una “caída” en cámara lenta, ya que giró aproximadamente medio grado por cada segundo.
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Debido a que muchos instrumentos presentes en la estación orbital son muy frágiles y livianos, la NASA y la Agencia Espacial Federal Rusa (Roscosmos) comenzarán una serie de investigaciones para determinar las posibles consecuencias que puede haber producido el giro sin control de la estación.
“Nada se ha desprendido de la estación, les puedo asegurar. Los especialistas ahora evaluarán cuánto hemos cargado la estación y cuáles son las consecuencias“, señaló Sergei Krikalev, director de programas espaciales tripulados de Roscosmos al medio de noticias estatal rusa TASS.
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