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En un nuevo experimento dirigido por el Instituto Geofísico de la Universidad de Alaska Fairbanks (UAF), la NASA lanzó este domingo unos de sus cohetes, el Black Brant XII, desde las instalaciones de vuelo Wallops de la NASA en Virginia, que transportaba el experimento KiNET-X.
El experimento busca comprender cómo una gran masa de plasma, como el viento solar, interactúa a nivel de partículas con, por ejemplo, el plasma del entorno de la Tierra.
Esta interacción entre el viento solar y la magnetósfera de un planeta tiene como resultado la formación de una aurora. Esto ocurre tanto en la Tierra como en otro planeta que posee un campo magnético y una atmósfera permanente.
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El cohete lanzó dos botes de termita de bario en la ionosfera cerca de las Bermudas, en el Océano Atlántico Norte.
- La primera: Fue detonado a unos 400 kilómetros de altura.
- La segunda: Explotó a los 90 segundos después en una trayectoria descendente a unos 300 kilómetros.
Estas explosiones produjeron nubes púrpuras y verdes.
El bario, al entrar en contacto con los iones de la luz solar, se convirtió en plasma. Entonces, esas nubes de plasma de bario, que podían generar sus propios campos de ondas y magnéticos, lograron interactuar con el plasma existente de la ionosfera, creando una aurora.
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Con este experimento, aprobado por la NASA en 2018, el gran equipo científico comenzó a analizar los datos de esa interacción mediante observaciones terrestres, y operaciones ópticas en Wallops Flight Facility y cámaras de Gulfstream III de la NASA.
El estudio incluyó investigadores y equipos de las universidades de Dartmouth, New Hampshire, Clemson, Maryland y el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
“KiNET-X fue un éxito fantástico, ya que los Wallops y los equipos científicos trabajaron a través de desafíos sin precedentes relacionados con la pandemia. Me quito el sombrero ante todos los involucrados. No podríamos haber pedido un mejor resultado esta noche”, comentó Peter Delamere, investigador principal y desarrollador del experimento, a la UAF.
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