Un estudio publicado en la revista Nature Communications revela que Mercurio, el planeta más cercano al Sol, podría tener un interior brillante. Los investigadores creen que una capa de diamante de hasta 18 kilómetros de espesor podría estar presente en las profundidades rocosas del planeta. Esta teoría no solo deslumbra la mente, sino que también podría explicar muchas de las características inusuales de Mercurio.
Yanhao Lin, coautor del estudio del Centro de Ciencia y Tecnología Avanzada de Alta Presión en Beijing, explicó: “Hace muchos años, me di cuenta de que el contenido extremadamente alto de carbono de Mercurio podría tener implicaciones significativas. Me hizo darme cuenta de que probablemente sucedió algo especial dentro de su interior“.
Usando datos de la sonda MESSENGER de la NASA, que orbitó el planeta entre 2011 y 2015, los científicos descubrieron que la superficie de Mercurio estaba cubierta de grafito, el mismo material gris que se usa en los lápices. Sin embargo, cómo llegó allí el grafito plantea preguntas. Los científicos creen que debió haber surgido de un océano de magma profundo en el manto del planeta antes de enfriarse.
Para explorar estas posibilidades, los investigadores simularon las condiciones del interior de Mercurio usando una prensa de yunque, aplicando niveles de presión de hasta 7 gigapascales, siete veces la presión en el fondo de la Fosa de las Marianas. Descubrieron que en el límite núcleo-manto, donde la parte más baja del manto se transforma abruptamente en el núcleo, las presiones son más cercanas a 5.575 gigapascales. Además, la dilución de azufre en el núcleo de hierro del planeta podría haber facilitado la formación de diamantes a una temperatura más baja, aproximadamente a 2,200 Kelvin.
Según los investigadores, estas condiciones son perfectas para formar diamantes. Sugieren que a medida que estos diamantes se formaron en el océano de magma, se hundieron gradualmente y se depositaron en el límite núcleo-manto, formando una capa de diamantes a unos 480 kilómetros debajo de la superficie.
Lin añade que esto también podría explicar por qué el campo magnético de Mercurio es tan poderoso para su tamaño. La capacidad del diamante para conducir el calor podría causar diferencias de temperatura drásticas en el interior del planeta, agitando el líquido en el núcleo y generando el campo magnético.
Este descubrimiento podría tener implicaciones para la comprensión de otros planetas terrestres de tamaños y composiciones similares, que también podrían haber formado diamantes en sus interiores.
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